Refutación del Amilenialismo


approaching-rain-storm-utah-imagesIntroducción

Es llamada la doctrina amilenial (o amilenialismo) porque los que la enseñan dicen que el reino milenario no es un reino futuro que Cristo establecerá en la tierra cuando regresará, sino el reino de Dios que Cristo fundó en los días de su carne y que todavía se está extendiendo en la tierra y que llegará a su cumplimiento en la venida de Cristo. Por lo tanto ellos creen en la venida visible de Cristo en la tierra, pero ponen el milenio antes de ella. El Amilenialismo – aunque con variaciones – en el campo Protestante es apoyado por la Iglesia Luterana, Reformada, Presbiteriana y también por muchas Iglesias Bautistas.

Uno de los defensores de esta doctrina es Anthony A. Hoekema, famoso teólogo presbiteriano estadounidense, quien dijo: «El libro de Apocalipsis está lleno de números simbólicos. Obviamente, el número de ‘mil’ que se utiliza aquí no debe interpretarse en un sentido literal. Dado que el número diez significa completo, y ya que mil es diez a la tercera potencia, podemos pensar en la expresión ‘mil años’ como a un tiempo completo, un período muy largo de tiempo indeterminado.» (Anthony A. Hoekema, ‘Amilenialismo’ en el significado del Milenio, Illinois 1977, p. 162) ¿Cuál es entonces la explicación que dan a las palabras: «Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección» (Apocalipsis 20:4-5)? Según ellos estas palabras tienen un significado espiritual. Hoekema de hecho dice: «Juan está hablando aquí de los muertos incrédulos – el resto de los muertos, para distinguirlos de los muertos creyentes que él describe. Cuando él dice que el resto de los muertos no vivió o no vivió de nuevo, quiere decir exactamente lo contrario de lo que había dicho de los creyentes muertos. Los no creyentes muertos, está diciendo, no vivieron o no reinarán con Cristo durante este período de mil años. Mientras los creyentes después de la muerte gozan de un tipo de vida en el cielo con Cristo donde la participan en el reino de Cristo, los no creyentes después de la muerte no comparten nada de esta vida y tampoco de este reino» (Anthony A. Hoekema, ‘Amilenialismo’ en el significado del Milenio, Illinois 1977, p. 169-170). Y el hecho de que Satanás fue visto atado y arrojado al abismo para que engañase a las naciones por mil años, ¿Cómo se interpreta a la luz de esta interpretación? Así: «El hecho de que Satanás está atado no significa que él no esté activo en el mundo de hoy, pero durante este período él no puede engañar a las naciones – es decir, no puede evitar la propagación del Evangelio. La atadura de Satanás durante esta era, en otras palabras, hace posible el cumplimiento de las misiones y la evangelización» (Anthony A. Hoekema, ‘Amilenialismo’ en el significado del Milenio, Illinois 1977, p. 181). Al final de esta era entonces Cristo volverá y resucitará todos los muertos, tanto los creyentes como los no creyentes que comparecerán ante el tribunal de Cristo.

En Italia, la misma doctrina es apoyada por el pastor bautista Piero Suman; aquí están algunas de sus declaraciones: «El concepto del Milenio proviene de círculos rabínicos bien definidos: el fondo es judío y por lo tanto no cristiano. Durante los primeros años del cristianismo la doctrina milenial estaba muy extendida entre las iglesias de origen judía. Muchos Padres de la Iglesia lo apoyaron en su sentido literal, pero más tarde prevaleció su significado espiritual. …. La interpretación espiritualista, aunque no responde a todas las cuestiones planteadas por el texto, tiene la ventaja de permanecer dentro de la enseñanza escatológica común con el resto de la Biblia …. A través del libro de Apocalipsis el número mil representa el coeficiente de plenitud y totalidad. ¿Por qué en este momento, y sólo en estos pasajes del cap. 20, se debe entender literalmente? …. Así que ¿por qué no ver en esta primera resurrección, el nuevo nacimiento de los hijos de Dios que Cristo ha dado a todos los que creen en Él? ¿No es verdad que los creyentes ya tienen – aquí y ahora – la vida eterna? …. Podemos considerar esta conversión la «primera resurrección?» Si es así, entonces el milenio no sería que el gobierno de Cristo, en esto ‘tiempo de la Iglesia’, a través del Espíritu Santo. El tiempo de la Iglesia sería entonces un tiempo ‘milenario’, un tiempo completo, un momento en que Dios está obrando entre los hombres de una manera eficaz, a pesar de que ‘Satanás sea suelto’ (Piero Suman, ‘El milenio: el trabajo de Cristo y de su Iglesia en el testimonio, No.1, 1981, p.3-4). Como se puede ver esta interpretación del milenio es muy similar a la que dio Agustín de Hipona (354-430 d.C), uno de los llamados Padres de la Iglesia, que fue adoptada por la Iglesia Católica Romana. Eso es de hecho lo que declaró Agustín: »Hay dos resurrecciones: la primera, que pasa ahora y es la resurrección de las almas, que no permite caer en la segunda, que no ocurre ahora, pero será en el fin del mundo, y que no es por las almas, sino por los cuerpos (…) El evangelista Juan ha hablado de estas dos resurrecciones en el libro de Apocalipsis de tal manera que la primera de las dos, no entendida por algunos de nosotros, fue confundida con un cuento ridículo (…) los que basados ​​en las palabras de este libro han especulado que la primera resurrección es la resurrección del cuerpo, entre otras cosas, han sido especialmente impresionados por la cantidad de mil años (…), el habló de mil años para indicar exactamente todos los años de este mundo, con ganas de destacar con un número perfecto la misma plenitud del tiempo (…) por lo tanto, el número de mil indica la totalidad, ya que es el cuadrado de diez que se convierte en un sólido» (Agustín, La Ciudad de Dios, Lib. XX, cap. 6,2, 7,1,2). En otras palabras, la primera resurrección de la que habla Juan en el Apocalipsis es la resurrección espiritual que se experimenta con el bautismo según Agustín (de hecho creía en la regeneración bautismal, mientras que los bautistas no la creen); los mil años son el período de tiempo entre la primera venida de Cristo y su regreso, y la segunda resurrección es la resurrección del cuerpo.

 

Refutación

Ahora voy a la refutar esta falsa doctrina, pero no antes de haber transcrito aquellas palabras del Apocalipsis donde se habla del milenio: «Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 20:1-10).

Ahora vamos a ver cuáles son los errores en los que los amilenialistas caen.

En primer lugar, los amilenialistas se equivocan al afirmar que el número de mil años tiene que ser tomado simbólicamente, porque si fuera como dicen, no se explicaría porque Juan habla por tres veces del cumplimiento de estos mil años diciendo en primer lugar que fue atado el diablo y arrojado al abismo para que no engañase más a las naciones «hasta que fuesen cumplidos mil años» (v. 3), luego que «los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años» (v. 5) y por último que «cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión…» (v. 7). Así que los mil años se deben tomar literalmente, de lo contrario, las palabras de Juan no tendrían sentido.

También están equivocados al afirmar que el ligamento de Satanás tuvo lugar cuando Jesús estaba en la tierra, y que este ligamento, desde ese tiempo ha hecho posible evangelizar y abrir misiones en el mundo. Esto se debe a que en el Nuevo Testamento Satanás siempre se describe a la obra como lo era bajo el Antiguo Pacto. En otras palabras, de acuerdo con el Nuevo Testamento, Satanás, desde la primera venida de Cristo no ha dejado de engañar a las naciones como lo hizo antes. ¿Por qué entonces Juan lo llama el que «engaña al mundo entero» (Apocalipsis 12:9)? Y entonces me digan los amilenialistas: ¿Por qué Juan dice que cuando Cristo regresará del cielo apresará el falso profeta que había seducido a los habitantes de la tierra con las señales que se le dio para hacer, y lo lanzó vivo dentro de un lago de fuego que arde con azufre (Véase Apocalipsis 19:20)? ¿No es porque Satanás hasta que vuelva Cristo continuará a engañar a las naciones de la tierra? Decir, por lo tanto, que Satanás está activo, pero no puede engañar a las naciones es una contradicción, porque si él está activo puede engañar a las naciones, y que lo hace se ve muy bien. El hecho de que en la tierra se pueda evangelizar y la gente todavía se convierta a Cristo, no es absolutamente debido al hecho de que el diablo ha sido atado, sino al hecho de que Dios es más fuerte que el diablo y es capaz, en cualquier momento, aunque el diablo sigue siendo libres de actuar con maldad, para arrebatar de su mano a todos aquellos que Él quiere. En otras palabras, esta es una clara demostración del poder superior de nuestro Dios sobre lo del diablo. Pero Satanás seduce no sólo a las naciones, sino también puede seducir a los creyentes, de hecho algunos de ellos ya han sido seducidos, sin una sombra de duda. Cuando Pablo dice que «el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios» (1 Timoteo 4:1), ¿no quiere tal vez decir que en los últimos días Satanás tendrá éxito en seducir a algunos que han creído? Claro, porque los espíritus engañadores están al servicio de el que engaña al mundo entero. Es por eso que estamos llamados a vigilar continuamente, para que no caigamos víctimas de la seducción del diablo como caió Eva en el jardín del Edén. Por lo tanto tenemos que decir que todavía Satanás no está atado como se dice en el Apocalipsis, ya que aún tiene que serlo. Esto sucederá cuando Cristo volverá, estamos seguros. Durante mil años será encerrado en su prisión, y no será capaz de engañar a las naciones, como está escrito «para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años», pero cuando será suelto, a continuación, recomenzará su obra seductora y logrará seducir las multitudes que lanzará contra el campamento de los santos, pero de Dios descenderá fuego del cielo, y las consumará y entonces el diablo será finalmente lanzado en el lago de fuego y azufre donde permanecerá por toda la eternidad en el tormento.

Ellos también se equivocan al dar esa interpretación que vimos en el paso «y vivieron y reinaron con Cristo mil años», debido a que el paso no permite de ser interpretado de esa manera. Aquellas almas que Juan vio estaban vivas espiritualmente en el cielo, como lo fueron las que acababa de ver bajo el altar (Véase Apocalipsis 6:9-11), pero en ese pasaje se dice que las almas de estos fueron vistas regresar a la vida, y esto hace entender con claridad que se trata de la resurrección corporal de estas almas. En otras palabras, Juan vio a estas almas volver en sus cuerpos hechos inmortales, incorruptibles y gloriosos para llegar a reinar con Cristo mil años. Es realmente absurdo decir que aquel retorno a la vida de aquellas almas significa que los muertos en Cristo están en el cielo y reinan con Cristo juntos con los creyentes en la tierra, o que es la resurrección espiritual que experimentan aquellos que son vivificados juntamente con Cristo cuando son salvados de sus pecados. De hecho, les decimos: Si aquí Juan hubiese hablado del paso de los creyentes de este mundo al cielo en el momento de su muerte, o de la resurrección espiritual experimentada por los creyentes en el momento de su conversión, ¿qué sentido tendría decir que el resto de los muertos no volvió a la vida hasta que se cumplieron los mil años? ¿No sería como decir que los pecadores no podrán disfrutar de la vida en el cielo con Cristo durante este simbólico milenio hasta que Cristo no volverá al final de lo mismo o, en el otro caso, que no resucitarán espiritualmente si no al regreso de Cristo?

Es evidente que después de haber dicho esto, se llega a la conclusión que la primera resurrección que ocurrirá al regreso de Cristo es la corporal de los justos, mientras la resurrección al final del milenio es la corporal de los injustos; es decir, la primera es la resurrección de vida, la segunda de juicio. Por lo tanto es erróneo decir que la resurrección de la que habla Juan en el fin del milenio es la resurrección general de los creyentes y no creyentes.

Como hemos visto la interpretación espiritual dada al milenio lleva a interpretar las palabras de Juan de una manera absurda; y miren que éstas son sólo algunas de las malas interpretaciones que resultan de la voluntad de no tomar literalmente las palabras de Juan acerca del milenio, porque hay muchas más que aquí no refutaremos (para entender cuáles son las otras interpretaciones absurdas producidas, pueden leer la parte de La Ciudad de Dios donde Agustín de Hipona habla del milenio).

La lección que sacamos de esto es que cuando se interpretan de manera alegórica algunas cosas escritas en la Biblia que no deben ser interpretadas alegóricamente sino literalmente, se termina diciendo cosas equivocadas. Así que cuidemos de nosotros mismos y procuremos, pues, alegorizar sólo lo que se puede, sin embargo, siempre examinando que las alegorías no anulen partes del consejo de Dios.

Por el Maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

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