Respuesta a los hermanos y hermanas que menosprecian el mandamiento por las mujeres de cubrirse la cabeza cuando oran o profetizan diciendo que el velo y el cabello largo son la misma cosa


Misa tradicionalAlgunos hermanos y hermanas en el Señor dicen: “Pero si la mujer tiene el cabello no hay necesidad de cubrirse la cabeza porque Pablo dice que en lugar de velo le es dado el cabello, entonces el velo es el cabello!” Ahora, si LA NATURALEZA MISMA nos enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello y, por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso porque en lugar de velo le es dado el cabello (Véase 1 Corintios 11: 14-15), se entiende bien que el cabello, por supuesto, le es dado en lugar de velo, PERO CUANDO NO ORA Y NO PROFETIZA porque el apóstol Pablo manda claramente a la mujer para cubrirse SÓLO cuando ora y profetiza (Véase 1 Corintios 11:5), cuando no lo hace, el cabello le es dado en lugar de velo porque es LA NATURALEZA MISMA que lo enseña. De hecho él dice: “Si la mujer no se cubre, que se corte TAMBIÉN el cabello” (1 Corintios 11:6). Ese «TAMBIÉN» nos hace entender que si no se cubre, teniendo el cabello largo, que entonces SE LO CORTE! ¿Qué sentido tendría decir “que se corte también el cabello” si ya no lo tenía? ¿Con qué tenía que cubrirse si ya tenía el cabello largo que por los contenciosos sería el velo? De hecho la frase empieza con “Si no se cubre” estando a significar que aunque tenía el cabello largo debía cubrirse la cabeza (por supuesto SÓLO cuando ora o profetiza).
Además, si fuera como dicen algunos de manera insensata, que el cabello largo es el velo, entonces ¿por qué Dios dice a la mujer de cubrirse SÓLO cuando ora o profetiza? ¿Si fuera así como dicen erroneamente, (que el velo es el cabello), cuando NO ora y NO profetiza la mujer tendría que quitarse el cabello? Y cuando ora o profetiza, ¿cómo podría ponerse algo que ya tiene? Si así fuese el mandamiento dado por Pablo no tendría algún sentido, serían las palabras de un hombre que se contradice! Pero sabemos que así no es porque Pablo era un apóstol y maestro empujado por el Espíritu Santo y sabía bien lo que estaba diciendo. La Palabra lo testifica claramente. Por lo tanto les ruego, hermanas, No se dejen engañar y observen esto mandamiento del Señor para recibir bendición y recompensa del Señor. “El que menosprecia el precepto perecerá por ello; Mas el que teme el mandamiento será recompensado” (Proverbios 13:13).Enrico Maria Palumbo

Hermana, si dices que amas a Dios, ¿por qué no te pones el «velo» cubriendote la cabeza cuando oras o profetizas, deshonrando la Palabra de Dios?


velo-donne-preghiera-285x300«Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado» (1 Corintios 11:5)

Hermana, ¿no crees que si Dios lo ha dejado escrito en Su Palabra un tal mandamiento sea importante?

Recuerda que los que son fieles en lo poco son fieles también en lo mucho; y los que son infiel en las cosas más pequeñas también son infieles en las grandes.

¡Ánimo hermana! si amas a Dios usa el velo, cuando oras, no es pesado, no te va a matar, y si te humillas bajo la poderosa mano de Dios en la obediencia a su Palabra, Él te exaltará a su tiempo.

Pero si te ENALTECES despreciando su mandamiento, Él te humillará.

Hermana en el Señor, en el amor de Dios te insto a utilizar el velo cubriendote la cabeza cuando oras o profetizas, por tu propio bien para recibir por Dios Su bendición.

Si tu pastor te ha enseñado que no es importante y que puedes también no ponerlo, si las otras hermanas de tu congregación no lo usan, debes saber que no estás justificada, ya que hay que agradar a Dios y no a los hombres. Debes obedecer lo que está escrito en la Biblia y no a las palabras de los hombres. Dios prueba a sus hijos para ver si obedecen a SU VOZ o a la voz de los hombres. Y tú, ¿A que voz deseas obedecer?

Tomate tu tiempo, lee cuidadosamente varias veces el capítulo 11 de 1 Corintios, ora y pidele a Dios cual es su voluntad sobre el velo, te sorprenderá de la respuesta del Dios vivo y verdadero.

Doy gracias a Dios y agradezco a todas aquellas hermanas que en obediencia a la Palabra de Dios y para llevar HONOR al hombre usan el velo cuando oran o profetizan. Que Dios bendiga a estas hermanas y las apoye en cada prueba.

En cuanto a mí, me he comprometido a no orar o profetizar con la cabeza cubierta, como está escrito que hagan los hombres.

Por el hermano en Cristo Jesús: Giuseppe Piredda

Traducido por Enrico Maria Palumbo

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Testimonio sobre el velo: la Palabra de Dios actúa eficazmente en los que creen


lv-906331«Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles» (1 Corintios 11:10)

Este versículo lo estoy poniendo en práctica en mi vida sólo ahora después de 13 años desde mi conversión. Hasta hace unos meses yo ni siquiera sabía que se trataba de un mandamiento de Dios porque nadie me había señalado que estaba viviendo en la desobediencia. Yo no quiero culpar a nadie por esto porque es mi responsabilidad escudriñar las Escrituras y no puedo delegar a nadie para que lo haga por mí, ni puedo esperar que los que ministran la Palabra de Dios hagan todo el trabajo que yo personalmente debo hacer. De hecho, la Biblia dice: «MI PUEBLO FUE DESTRUIDO, PORQUÉ LE FALTÓ CONOCIMIENTO». Pero el Señor es grande en misericordia y por medio de las Escrituras, los estudios bíblicos y las refutaciones de Giacinto Butindaro, Dios ha abierto mi mente en muchos aspectos de la ropa, adornos, al hecho de que las mujeres no se les permite enseñar y todo lo que una mujer que hace una profesión de fe debe saber. El Señor me lleva a hacerlo y no me siento absolutamente que sea un peso porque mi intención es obedecer y ser sumisas a Su Palabra. Ahora, tanto en la iglesia como en el hogar, o en cualquier otro lugar, cuando oro me lo pongo y le doy el ejemplo también a mi hija de 8 años porque nos dimos cuenta de que si nos negamos a procurar la santidad de Dios en todas las cosas, la Palabra nos enseña que no podemos acercárnos a su trono de gracia.

Agradezco al Señor por haberme dado la oportunidad de ser testigo no sólo con palabras sino también con los hechos, y por lo tanto a través de la apariencia externa, que Él es el dueño de mi vida y que yo y mi familia queremos servirLe sin reservas.

¡A Dios sea toda la Gloria y el Honor y quiero dar las gracias al hermano Giacinto por su precioso labor!

Hermana Rosa

Traducido por Enrico Maria Palumbo

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El velo es importante que las mujeres se lo pongan cuando oran o profetizan, a pesar de que muchos pastores digan lo contrario


veil-girl-1Es importante que las mujeres se cubran la cabeza con velo cuando oran o profetizan, porque si no lo hacen afrentan a su cabeza que es el hombre, como está escrito: «Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado» (1 Corintios 11:5).

El velo es una señal de autoridad de la cual depende la mujer, y que debe tener a causa de los ángeles, como está escrito: «Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles» (1 Corintios 11:10).

Quien entonces, enseña y ordena que la mujer debe cubrirse la cabeza con un velo cuando ora o profetiza, no enseña en absoluto una herejía, sino enseña algo sano, algo perfectamente en armonía con las Escrituras.

Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos la costumbre de hacer orar o profetizar a la mujer con la cabeza descubierta.

Pero entonces, si algunos dicen que no es importante que una mujer se ponga velo cuando ora o profetiza, entonces para ellos tampoco es importante que un hombre ore o profetice con la cabeza descubierta, en otras palabras, para ellos un hombre puede también orar o profetizar con la cabeza cubierta! Pero, ¿qué dice la Escritura? «Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza», que es Cristo (1 Corintios 11:4).

Como pueden ver por ustedes mismos, a la luz de la Escritura, es importante que el hombre no ore con la cabeza cubierta. Por lo tanto, si es importante que el hombre no ore con la cabeza cubierta, por fuerza de las circunstancias debe ser también importante que la mujer ore con la cabeza cubierta con velo. Así que hay que enseñar que mientras que la mujer debe cubrir su cabeza cuando ora o profetiza, el hombre no puede hacerlo.

Quien tiene oídos para oír, oiga

Por el Maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

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El velo: un mandamiento con una aplicación permanente y universal


mujer-con-veloHoy en día, muchos pastores dicen que lo del velo, dado por el apóstol Pablo, era apenas un consejo con una aplicación local y temporal.

Así que veamos lo que Pablo dice a los Corintios para ver si las cosas son como dicen. «Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios. Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello. Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios» (1 Corintios 11:3-16). Como se puede ver, la primera cosa que emerge de forma clara mediante la lectura de las palabras de Pablo acerca del velo es que no son un consejo. Pablo dice: “la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles”. La palabra “Debe” no sugiere en absoluto la idea de un consejo. Pablo da un consejo cuando él siempre dice a los Corintios: «Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado. Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tengáis» (2 Corintios 8:10-11), pero ciertamente no cuando habla del velo.

La segunda cosa que emerge de forma clara es que sus palabras sobre el velo no tenían una aplicación local y temporal. De hecho, leemos en las palabras de Pablo que la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, es decir, el velo, «por causa de los ángeles». Ahora, una sencilla pregunta: ¿Los ángeles de Dios miraban sólo los santos en Corinto, o miraban también los de Éfeso, o los de Tesalónica, y de todos los demás lugares de la época? Creemos que la respuesta es que los ángeles estaban viendo a todos los santos dondequiera que estuvieran. Así que las hermanas tenían que ponerse el velo cuando oraban o profetizaban, incluso en Éfeso, Tesalónica, y en todos los demás lugares, porque también en otros lugares tenían que mostrar a los ángeles señal de autoridad sobre su cabeza. Y que esto es así se confirma por el hecho de que Pablo dice acerca del velo que las iglesias de Dios (no sólo la de Corinto) no tenían la costumbre de hacer orar a la mujer con la cabeza descubierta. Pero hay otra pregunta que queremos hacer: ¿Los ángeles de Dios con la muerte de Pablo y de los demás apóstoles, se detuvieron de mirar las iglesias de Dios? La respuesta es no, entonces la mujer todavía debe cubrirse la cabeza por causa de los ángeles cuando ora o profetiza (dentro o fuera del lugar de culto). ¿Y si no lo hace? La Escritura dice que «afrenta su cabeza», que es el hombre porque Pablo dice que la cabeza de la mujer es el hombre. Para confirmar que el el mandamiento del velo para la mujer cuando ora o profetiza no es en absoluto una evidente aplicación local y temporal, quiero señalar otro mandamiento dado por Pablo siempre en el mismo contexto en el que habla del velo de la mujer. Es el mandamiento dado al hombre para que no se cubra la cabeza, como está escrito: «Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios», cuya transgresión afrenta siempre a alguien; en este caso, sin embargo, afrenta Cristo Jesús, porque Pablo dice que «Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza», que es Cristo. ¿Por qué este mandamiento dado al hombre confirma que la orden del velo para las mujeres no puede ser sólo por ese lugar y ese tiempo? Porque hoy en día, todavía, hombres que han creído, cuando oran, si tienen la cabeza cubierta por un sombrero, sienten la necesidad de descubrirse la cabeza, y si por lo contrario tienen la cabeza descubierta no sienten la necesidad de cubrirse. ¿Por qué esto? Porque se sienten dentro de ellos que si se ponen a orar con la cabeza cubierta afrentarían al Señor, hecho esto que confirma plenamente lo que dice Pablo a los Corintios. Y en caso de que orasen o profetizasen con la cabeza cubierta, por cierto la conciencia les reprendería de inmediato. Quiero contarles acerca de lo que me pasó una vez. Durante el servicio militar (hice mi servicio militar cuando todavía era un niño en Cristo y no entendía que nosotros creyentes por obediencia al Evangelio, no debemos aprender la guerra) llevaba muy a menudo en los cuarteles militares un sombrero que me habían dado; sombrero que siempre me quitaba para orar antes de almuerzar. En una ocasión, sin embargo, tal vez porque era de prisa o porque estaba perdido en mis pensamientos, se me olvidó quitarlo y me puse a orar lo mismo. Pero después de haber orado, cuando me di cuenta que no me había quitado el sombrero como siempre lo hacía, sentí que mi conciencia me acusaba porque sabía que en base a las palabras de la Escritura había afrentado Cristo. Así que confesé mi pecado al Señor proponiéndome a no volver a caer en el mismo error. Si, pues, nosotros que somos hombres, orando o profetizando con la cabeza cubierta afrentamos Cristo, debemos abstenernos de orar o profetizar con la cabeza cubierta.

Les recuerdo que Cristo es digno de todo honor siendo el Señor de señores y Rey de reyes, el jefe supremo de la Iglesia, y por lo tanto no se debe afrentar. Tal vez un creyente considerará que en última instancia, afrentar a Cristo no es tan malo; Quiero recordarles que Jesús dijo a los Judíos: «El que no honra al Hijo, no honra al Padre…» (Juan 5:23). En otra ocasión, precisamente cuando los Judíos le insultaban, diciendo: «¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio? » (Juan 8:48) Jesús les dijo: «Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis» (Juan 8:49). Eso «me deshonráis» dicho después del insulto indica que incluso los hombres que injurian a Cristo le deshonoran. Si, por lo tanto, Jesús reprendió a los Judíos por haberle afrentado, sin duda también reprenderá a sus discípulos si le afrentarán orando o profetizando con la cabeza cubierta. Si, por lo tanto, el mandamiento para el hombre de no orar o profetizar con la cabeza cubierta, sigue siendo válido, deberá estar vigente también lo para la mujer de orar o profetizar con la cabeza cubierta para no afrentar al hombre.

Hermanas, les ruego por tanto en el Señor para que se cubran sus cabezas cuando oran o profetizan. No sean contenciosas o hijas de Sión.

Quien tiene oídos para oír, oiga

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

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El varón no debe orar o profetizar con la cabeza cubierta


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Hermanos, quiero que sepan que la Escritura manda a los hombres que no se cubran la cabeza cuando oran o profetizan, como está escrito: «Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios» (1 Corintios 11:7). ¿Qué sucede si un hombre ora o profetiza con la cabeza cubierta? Él afrenta su cabeza, como está escrito: «Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza» (1 Corintios 11:4), que es Jesucristo, el Hijo de Dios, ya que «Cristo es la cabeza de todo varón» (1 Corintios 11:3). Y miren que afrentar a Cristo es grave porque significa faltarle de respeto, no dandole el honor que se le debe. ¿Se acuerdan de lo que Jesús dijo a los que le acusaron de tener un demonio? Él les dijo: «Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis» (Juan 8:49). Y quien deshonra a Cristo, también deshonra a Dios el Padre. Consideren, por lo tanto, que un hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta (con un velo o un sombrero u otro recubrimiento de la cabeza), deshonra a Cristo como le deshonraron aquellos Judios con sus calumnias. Este justo para mostrarles la gravedad del hecho. Guardense, pues, de aquellos que han introducido en la Iglesia la costumbre judía para los hombres a orar con un chal en la cabeza; cuidado con ellos, y rechacen esta costumbre, ya que es contraria a la Palabra de Dios y lleva al hombre a deshonrar al Señor Jesucristo.

Por otra parte, la mujer, ya que es la gloria del hombre, como está escrito: «Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón» (1 Corintios 11:8-9), debe cubrirse la cabeza cuando ora o profetiza porque ella «debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles» (1 Corintios 11:10), y la autoridad de la que depende es el varón que es, de hecho, su cabeza (1 Corintios 11:3). Si no lo hace, entonces es una falta de respeto para el varón que es su cabeza, de hecho está escrito: «Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado» (1 Corintios 11:5). Así que les alerto de todos aquellos que, siendo contenciosos, enseñan lo contrario de lo que enseñaron los santos apóstoles. Sepan que incitan a las mujeres a rebelarse contra un mandamiento del Señor, y así cumplir una acción deshonrosa hacia el hombre.

Nadie les engañe con razonamientos vanos. Obedezcan los mandamientos del Señor, y recibirán lo bueno.

Quien tiene oídos para oír, oiga.

Por el Maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

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