Dios hace todo lo que Él quiere


Soberania

Creemos en la soberanía de Dios, porque está escrito que Dios «está sentado sobre el círculo de la tierra» (Isaías 40:22), y que «todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos» (Salmos 135:6), y que Él «hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? » (Daniel 4:35). Por lo tanto, no creas en la soberanía del hombre, como le sugieren tantos autoproclamados pastores: porque no existe, es una ilusión.

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Se engañan a sí mismos


se engañan

Muchos no pueden soportar oír decir que Dios interfiere como Él quiera en las decisiones de los hombres para llevar a efecto sus decretos. Eso es porque aceptan el así llamado libre albedrío, porque implica que Dios, aunque sea todopoderoso, no puede usar su poder sobre las decisiones de los individuos¡¡ Pero se engañan a sí mismos en gran medida, porque la Palabra de Dios dice que «el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos» (Jeremías 10:23), y que «el corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos» (Proverbios 16:9). ¿Se acuerdan de lo que está escrito sobre el hecho de que el rey Roboam no escuchó al pueblo porque había abandonado el consejo que le dieron los ancianos, y habló conforme al consejo de los jóvenes que se habían criado con él y tenía en su servicio? Que «no oyó el rey al pueblo; porque era designio de Jehová para confirmar la palabra que Jehová había hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat» (1 Reyes 12:15).

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

 

Mediten sobre estas palabras


Hermanos en el Señor, mirando este video mediten sobre estas palabras del apóstol Pablo: «¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?» (Romanos 9:21-24). Y, por lo tanto, den gracias a Dios, porque ustedes son los vasos de misericordia que Él preparó de antemano para gloria, porque así a Él le gustó.

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Dios ejecuta sus planes a pesar de la voluntad del hombre


isaia«Entonces Job respondió al Señor, y dijo: Yo sé que tú puedes hacer todas las cosas, y que ningún propósito tuyo puede ser estorbado. ¿Quién es éste que oculta el consejo sin entendimiento?” Por tanto, he declarado lo que no comprendía, cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no sabía » (Job 42:1-3 «LBLA»).

Job había reconocido que Dios puede hacer todo lo que le gusta, y lo confirma cuando dice que NO ES POSIBLE estorbar Sus propósitos.

Ahora, teniendo en cuenta lo que dijo Job, consideramos el libro de la vida en el que están inscritos todos los nombres de los que se les ha dado o se les dará nacer de nuevo para obtener la salvación y el perdón de sus pecados, y recordamos que este libro fue escrito antes de la fundación del mundo, antes de que todos los hombres llegasen a existir, cada uno en la época asignada por Dios. Leemos en las Sagradas Escrituras:

«Y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será» (Apocalipsis 17:8).

En esencia, Dios escribió en ese libro los nombres de los que han creído o creerán en futuro, y los que no están escritos en ese libro no pueden creer, ni nacer de nuevo, ni obtener el perdón de los pecados.

En este punto, surge la pregunta: «¿Por qué Dios escogió a algunos para ser salvos, mientras que los otros son RECHAZADOS?»

Hermanos en el Señor, las Escrituras nos dicen claramente que hay nombres escritos en el libro de la vida, entonces, que están ordenados para vida eterna, mientras los otros que no están escritos no son ordenados para vida eterna y, por lo tanto, no se entiende porqué algunos dicen que la salvación es para todos los hombres sin distinción, cuando, en cambio, los que no están inscritos en el libro de la vida NO PUEDEN ABSOLUTAMENTE CREER, de lo contrario, Dios ha mentido y ha diseñado un plan que no ha sido capaz de cumplir.

La Palabra de Dios es explícita al decir que los que son escogidos por Dios para ser salvos, son elegidos no por sus obras, no por su propia voluntad, no porque lo quieren, sino fueron escogidos antes de la fundación del mundo EXCLUSIVAMENTE por la SÓLA VOLUNTAD de Dios, que no se ve influenciada de ninguna manera por las obras de los hombres, aunque Él sepa todo de todos, incluso antes de que los hombres nazcan.

Para confirmar esto, leemos estas palabras:

«Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí» (Romanos 9:9-13).

Miren, por lo que acabamos de leer, entendemos que lo que importa es el PROPÓSITO DE DIOS CONFORME A LA ELECCIÓN, es decir la decisión que Dios ha tomado en sí mismo, sin dejarse influenciar por nada ni por nadie, de hecho, dice que Él hizo esta elección cuando «NO HABÍAN  AÚN NACIDO, NI HABÍAN HECHO AÚN NI BIEN NI MAL».

El Apóstol Pablo, continuando su discurso a los Romanos, escribe que la SALVACIÓN NO ES «POR LAS OBRAS SINO POR EL QUE LLAMA».

Para muchos estas palabras de Pablo no son claras, pero para otros sí. ¿No está claro que Dios salva a los hombres de acuerdo a Su voluntad sin ninguna interferencia que venga de fuera de sí mismo? Estas palabras son también tan claras en el idioma español, sin interpretaciones.

Seguimos en el discurso, porque hay todavía muchas cosas que decir, aunque me limitaré sólo a pocas otras, al menos en este tratado.

El apóstol Pablo, anticipando a todos los que oponiéndose a la PREDESTINACIÓN habrían afirmado durante los siglos que Dios habría sido injusto si realmente las cosas fuesen como está escrito, continúa escribiendo estas palabras:

«¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera» (Romanos 9:14).

Y de nuevo:

«De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?» (Romanos 9:18-20)

Miren hermanos, a una distancia de unos dos mil años, todavía hay aquellos entre el pueblo de Dios que siguen diciendo esas mismas palabras escritas de antemano por Pablo, que dicen que si Dios predestina a las personas resulta ser injusto.

Ahora lean las palabras de la Escritura que siguen, y traten de entendérlas, porque las sagradas Escrituras dicen muchas veces y muy claramente que el libre albedrío no existe y que Dios salva sólo aquellos que Él quiere salvar, de acuerdo a Su voluntad y nada más.

«¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?» (Romanos 9:21-24).

Pero ¿no están suficientemente claras estas palabras de Pablo? ¿No nos hacen tal vez comprender que Dios ha PREDESTINADO vasos DE IRA preparados para perdición, y VASOS DE MISERICORDIA para ser salvados, y esto ya fue establecido antes de la fundación del mundo, como hemos leído antes?

Hermanos en el Señor, sean sabios, presten atención a lo que dice Pablo, en lugar de lo que dicen los predicadores con pensamientos MASÓNICOS que se encontran en los púlpitos.

Hermanos y hermanas, respondan a esta pregunta: ‘¿Ustedes han nacido de Dios por su voluntad o por la sóla voluntad de Dios?’

Antes de contestar, lean estas palabras del Evangelio de Juan:

«Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios» (Juan 1:12,13).

Los que no creen en la predestinación, es decir, que no creen que los hombres son salvados sólo por la voluntad de Dios, deben necesariamente decir que el hombre ha sido salvado por algunas de sus obras, pero esto anula la salvación dada por Dios por sóla gracia, gratuitamente, ya que se cree que se obtenga por un mérito, por lo tanto, en este caso, no se obtiene la salvación por el regalo inmerecido y gratuito dado por Dios, sino por méritos que los distinguen de los otros que no quieren creer.

Estimados en el Señor, no creer en la predestinación mina la base de la salvación por sóla gracia, y no debe ser tomada a la ligera esta doctrina, porque es muy importante, y pasa a ser justo una de las doctrinas más opugnadas por los corruptos, por los extraviados, por los masónes y todos los que buscan DE ELEVAR AL HOMBRE en detrimento de Dios.

Doy gracias a Dios que me escogió, y no fui yo que escogí a Él, sino es Él que DECIDIÓ libremente para salvarme conforme a Su voluntad.

La gracia, la misericordia y la paz de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo sean con todos ustedes.

Por el hermano en Cristo: Giuseppe Piredda

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Los que van a Jesús lo hacen porque el Padre los trae a Él


0105-JOH006044SPARV908000480-000

Un día Jesús dijo a los Judíos que se negaban a creer en Él: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; Y NO QUERÉIS VENIR A MI PARA QUE TENGÁIS VIDA» (Juan 5:39-40). Como pueden ver, Jesús los reprendió por no querer ir a Él para que tuviesen vida. Ahora bien, si nos apoyásemos sólo en estas palabras de Jesús, deberíamos concluir que el hecho de que muchos no van a Jesús para tener vida depende de su voluntad y que Dios no tiene absolutamente nada en su decisión de no ir a Jesús. Pero Jesús dijo otras palabras a los Judíos, de las que se entiende que aquellos Judíos no querían ir a Él porque no podían ir a Él, ya que no les fue dado por Dios, de hecho Él dijo: «NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI EL PADRE QUE ME ENVIÓ NO LE TRAJERE; y yo le resucitaré en el día postrero» (Juan 6:44), y también: «Por eso os he dicho que NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI NO LE FUERE DADO DEL PADRE» (Juan 6:65). Aquí se explica porque aquellos Judíos no quisieron ir a Jesús: porque el Padre no les trajo a Jesús. Entonces ellos no quisieron ir a Jesús porque Dios no quiso traerlos a Jesús. Así pasa todavía hoy: los que no quieren ir a Jesús no lo quieren porque el Padre no quiere traerlos a Jesús; y esto confirma que no es la voluntad de Dios salvar individualmente a todos los habitantes de la tierra, como sostienen muchos en su ignorancia.

Si, pues, hermanos, hemos ido a Jesús, se lo debemos a Dios Padre que nos trajo a Jesús. Y saber esto nos impulsa a dar las gracias y glorificar al Dios Altísimo, porque así a Él le gustó. No tenemos nada de que gloriarnos, porque no dependió de nosotros, sino de Dios. ¿Qué dijo Pablo, de hecho, a los santos de Roma? «Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia» (Romanos 9:16). Por lo tanto, no ha dependido de nosotros si hemos querido ir a Jesús, sino de Dios que ha producido en nosotros el querer ir a Jesús. Es por eso que decimos que nuestro ir a Jesús ha dependido de la voluntad de Dios y no de nuestra voluntad. Así que si Dios no hubiera querido traernos a Cristo, nunca habríamos sido capaces de ir a Jesús. Pero gracias a Dios por habérnos traído a Jesús según el puro afecto de Su voluntad.

¡Bienaventurados aquellos que el Padre trae a Jesús!

Por el maestro de la palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Dios produce lo que quiere en el hombre, sin embargo, muchos se oponen a la soberanía de Dios


20100321125237-feliz-nacimiento«Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna» (Hechos 13:48).

Este pasaje dice que Dios es el que obra la salvación y el hombre no es más que el destinatario de la obra de Dios.

Esto podría también dar molestia, pero las cosas son simplemente así como está escrito.

Pero Dios no sólo obra en el corazón del hombre para salvarlo, sino también obra en el corazón del hombre para endurecerlo, si no desea salvarlo, como está escrito:

«Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor? Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane» (Juan 12:37-40).

Miren, pues, que toda la gloria va a Dios, si hemos sido salvados, lo somos por la voluntad de Dios, exclusivamente por Su voluntad, y que no hemos podido hacer nada para MERECER y de alguna manera recibir la salvación.

De hecho, estábamos muertos en delitos y pecados, no sabíamos cómo encontrar a Dios, no buscábamos de Él: «Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos» (Romanos 3:10-18).

Estimados en el Señor, tenemos que aprender a dar continuamente gracias a Dios que ha tenido misericordia de nosotros y por Su voluntad nos ha REGENERADO, porque estábamos espiritualmente muertos, incapaces de agradar a Dios y de buscarlo, y Él, en Su misericordia nos ha buscado y salvado.

A Dios sea toda la gloria, la honra y la alabanza por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Por el hermano en Cristo: Giuseppe Piredda

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Cuando Dios no da oídos para oír


Pagina-Generica-Sfondo-Nero-copia

¡Cuántas personas han oído la palabra de Cristo durante años, pero nunca han creído en Cristo Jesús, y murieron en sus pecados para ir al infierno! Algunos dirán: ‘Pero ¿no está escrito que «la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Romanos 10:17)? ¿Cómo es posible, entonces, que no hayan creído?’ Les respondo: es cierto que la fe viene por el oír la Palabra de Cristo, sin embargo, para que las personas que oyen la palabra de Cristo crean, es esencial que Dios les dé oídos para oír, porque, de lo contrario, pueden escuchar lo que quieren de la Palabra de Cristo – y hasta ver también milagros y sanidades en el nombre de Jesús – ellos no van a creer. En otras palabras, para que los que oyen la palabra de Cristo crean en Cristo es necesario que Dios les dé oídos para oír; sólo entonces oyendo, creerán. De lo contrario, si Dios no les da oídos para oír, no podrán creer. De hecho ¿qué dice el apóstol Pablo acerca de los Judíos que no creen en Jesús? » … fueron endurecidos; como está escrito: Dios les dio espíritu de sopor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy» (Romanos 11:7-8 ‘RVR1977’). El apóstol Pablo cita las siguientes palabras de Isaías: «Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sopor» (Isaías 29:10 ‘RVR1977’), y estas palabras que Moisés dijo a Israel: «Hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír» (Deuteronomio 29:4). Así que los Judíos oyen la palabra de Cristo, pero no creen, porque Dios no les dio oídos para oír habiéndoles endurecido el corazón.

¿Y no es la misma razón por la cual los Judíos que oyeron personalmente a Jesucristo y lo vieron hacer milagros no creyeron en Él? Escuchen lo que dice, de hecho, el apóstol Juan: «Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane» (Juan 12:39-40). ¡Por lo tanto ellos no creyeron porque Dios había endurecido sus corazones! Un pecador, entonces, puede escuchar la Palabra de Cristo en innumerables ocasiones, pero si Dios endurece su corazón, él no podrá creer en Cristo. Nunca vendrá a él la fe en el Hijo de Dios.

Esto confirma que el creer en Jesucristo es algo que viene de Dios, porque los oídos para oír los da Dios y Él los da a quien Él quiere.

Por lo tanto, demos gracias a Dios por habérnos dado oídos para oír, y luego habérnos dado de creer en Su Hijo para tener vida.

A Él sea la gloria ahora y para siempre. Amén

Por el maestro de la Palabra de Dios: Gacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

——–
En la foto judíos ultra-ortodoxos – Judíos, por lo tanto, que se niegan a creer que Jesús es el Mesías – reunidos durante un día de fiesta judío, cerca de Tel Aviv en febrero de 2012

Bueno le fuera no haber nacido


64387_10202960487309052_2866683063992450293_n

Jesús, la noche en que fue entregado, dijo estas palabras: » … !!AY DE AQUEL HOMBRE POR QUIEN EL HIJO DEL HOMBRE ES ENTREGADO! BUENO LE FUERA A ESE HOMBRE NO HABER NACIDO» (Mateo 26:24), porque sabía muy bien el fin que haría Judas, el traidor: él iría a la perdición, en el fuego del Hades en el tormento, esperando el día del juicio, cuando será lanzado al lago de fuego y azufre donde será atormentado por los siglos de los siglos.

A esto fue destinado Judas Iscariote, de hecho Jesús antes de ser arrestado, dijo al padre: «Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, Y NINGUNO DE ELLOS SE PERDIÓ, SINO EL HIJO DE PERDICIÓN, PARA QUE LA ESCRITURA SE CUMPLIESE» (Juan 17:12). Noten que Jesús dijo de Judas que se perdió, incluso antes de que él se suicidase, y esto demuestra que fue un decreto de Dios que Judas retrocediese para perdición.

Quien tiene oídos para oír, oiga

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Ni un pajarillo cae a tierra sin la voluntad de Dios


2lsd4ro«¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre» (Mateo 10:29). Estas son palabras de Jesús, pero los fabricantes de mentiras parece que no las vean en la Biblia, porque se niegan a creer en la soberanía de Dios. ¡Cómo es clara la Escritura! ¡Ni siquiera un pajarillo cae a tierra sin la voluntad de Dios! Tenemos verdaderamente un gran Dios que gobierna el universo y hace todo lo que Él quiere. Por supuesto, si ni un pajarillo cae a tierra sin la voluntad de Dios, tampoco una calamidad puede caer sobre una persona sin la voluntad de Dios, y de hecho, ¿Qué dice el profeta? «¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?» (Amós 3:6). Quien tiene oídos para oír, oiga.

Por el maestro de la Palabra de Dios: Gacinto Butindaro

¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?


tornado-juicio

Dice el profeta Amós: «¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?» (Amós 3:6). Y el profeta Miqueas confirma lo dicho por el profeta Amós, de hecho dice: «Porque los moradores de Marot anhelaron ansiosamente el bien; pues de parte de Jehová el mal había descendido hasta la puerta de Jerusalén» (Miqueas 1:12). ¿No es también esta Palabra de Dios? Sin embargo, muchos la desprecian, despreciando a Dios.

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro