Hermanos y hermanas en el Señor, guárdense de todos aquellos que, aunque se digan Cristianos, promueven los principios de «LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD» porque son principios masónicos que nada tienen que ver con el verdadero Cristianismo. Los Masones, a través de estos principios, se han infiltrado en la gran mayoría de las Iglesias y denominaciones Cristianas para unir todas las religiones bajo el poder del Anticristo que vendrá. Lean este tratado del hermano Giacinto Butindaro para comprender el pensamiento masónico detrás del cual hay el diablo, y así guardar sus almas de las maquinaciones del enemigo.
«Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones» (2 Corintios 2:11).
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Me ha sido necesario escribirles esta breve refutación, hermanos, porque me he dado cuenta de que muchos de los que se llaman Cristianos están convencidos de que los principios masónicos de «libertad, igualdad y fraternidad» – principios que les recuerdo fueron el lema de la Revolución Francesa, que en realidad fue organizada y dirigida casi en su totalidad por los afiliados a la masonería – son principios Cristianos. De ahí que, por lo tanto, su discurso que la Masonería es compatible con el Cristianismo, o que no es contraria al Cristianismo, porque sus principios son bíblicos. Razonamiento esto que ha persuadido a muchos.
Pero las cosas no son así en absoluto, porque a pesar de que la Biblia hable de libertad, igualdad y fraternidad, estas palabras tienen un significado totalmente diferente de lo que les atribuyen los masones.
Vamos a empezar de la libertad. ¿Qué dice la Escritura? “Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Corintios 3:17). ¿Pero dónde está el Espíritu del Señor? En los que se han arrepentido y creído en el Señor Jesucristo, y por lo tanto en los hijos de Dios, porque Pablo dice a los Gálatas: “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre!” (Gálatas 4:6). Así que los que creen en Jesucristo – es decir, que creen que Jesucristo es el Hijo de Dios muerto en la cruz por nuestros pecados y resucitado al tercer día para nuestra justificación – son hombres libres, y esto significa que están libres del pecado, como está escrito que Jesucristo “nos ha librado de nuestros pecados” (Apocalipsis 1:5 ‘NVI’), y también “Cristo nos hizo libres” (Gálatas 5:1). ¿No es Jesucristo mismo que dijo: “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:34-36)? Esto es lo que quiere decir la Biblia cuando habla de libertad, la libertad de la esclavitud del pecado que han experimentado los que han creído en Jesucristo, que, sin embargo, no significa libertad de hacer ahora lo que uno quiere, porque el apóstol Pedro dice: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios” (1 Pedro 2:15-16), y Pablo le hace eco diciendo: “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13). Y esto debido a que cada Cristiano es esclavo de Cristo (1 Corintios 7:22) y debe obedecer Sus mandamientos.
La Masonería rechaza todo esto, porque rechaza la obra de expiación cumplida por Jesucristo para libertarnos de nuestros pecados. Y, de hecho, la Masonería por ‘libertad’ da a entender la libertad para el hombre de hacer y creer lo que quiere, de modo que nadie tiene el derecho de interferir en las creencias o acciones de los demás, diciéndoles ‘están equivocados, por lo tanto, arrepiéntanse’. La Masonería, por lo tanto, a través de este principio alienta a los hombres para rechazar los mandamientos de Jesucristo, entre los cuales hay el de predicar a los hombres EL ARREPENTIMIENTO (Véase Lucas 24:47), palabra que significa ‘cambio de mente’. Si, de hecho, todas las personas son libres de creer y hacer lo que quieren (entonces son libres también de creer que Jesús no es el Cristo, que no murió por nuestros pecados y no resucitó para nuestra justificación; o de creer que la homosexualidad es completamente natural y legítima, y así sucesivamente), yo no tengo el derecho de decirles que tienen que cambiar su forma de pensar: ¿No les parece? Y por supuesto, esta llamada libertad va de acuerdo con la tolerancia hacia todos los que enseñan cosas malignas y perversas antes los ojos de Dios, y de hecho, en la Masonería no hay oposición a las herejías, no hay refutación de ellas, porque creen que los que piensan de una manera diferente deban ser tolerados, y es precisamente por eso que la Masonería da la bienvenida a todos y tolera todo (tolerancia de la que se jacta); tolerancia que está sostenida también citando las palabras de Jesús: “No juzguéis” (que obviamente no tienen el significado que les atribuyen los masones) porque según los masones ‘la verdadera tolerancia consiste no sólo en el abstenerse de criticar las acciones y las creencias de las personas con las que no estamos de acuerdo; sino en el negarse a llegar a conclusiones que otros estén necesariamente en un error. La tolerancia es el rechazo a juzgar …. ‘. Está muy claro, entonces, que la libertad de la que habla la Masonería, es la libertad según la carne condenada por la Palabra de Dios, libertad que hoy en día es aprobada y defendida en muchas Iglesias a causa de hombres impíos que han entrado encubiertamente en medio de ellas, que no sólo afirman que los hombres son libres (teniendo el así llamado ‘libre albedrío’) para desobedecer a Dios creyendo y haciendo cosas malas y perversas, y que Dios respeta su libertad, y por lo tanto, no podemos predicarles que Dios les manda que se arrepientan y conviertan, de lo contrario irán a perdición; sino también sostienen más o menos explícitamente que un Cristiano es libre de pecar, porque Dios lo acepta así como es, entonces también aquí nadie tiene el derecho de juzgarle y reprenderle, más bien todos tienen el deber de tolerar el transgresor y la transgresión. De ahí entonces que el principio de la libertad, así como lo da a entender la Masonería, es bien aceptado por estas Iglesias conducidas por impostores.
Llegamos ahora al principio de igualdad. ¿Qué dice la Escritura? Que hay igualdad en la Iglesia de Dios, porque en Cristo no hay varón ni mujer, esclavo ni libre, Judío ni Griego, como está escrito: “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26-28). Así que antes de Dios los que han creído en Jesucristo son todos Sus hijos, ellos están en una posición de igualdad, ya que son hijos de Dios por la fe en Cristo, porque Él no hace acepción de personas. Nosotros los creyentes, por tanto, somos todos UNO en Cristo Jesús, y debido a que estamos en Cristo, estamos en la verdad, porque Jesucristo es LA VERDAD, mientras que los que no están en Cristo no están en la verdad.
Con la palabra igualdad, en cambio, los masones dan a entender que todos los hombres son igualmente sinceros y honestos al profesar su creencia, y por lo tanto, si otros tienen diferentes doctrinas de las de Cristo y de los apóstoles, también ellos tienen la verdad, ya que también ellos son igualmente inteligentes e igualmente bien informados. ¿Y quién soy yo entonces para interferir con las creencias de los demás? Sería un injusto y un presuntuoso si lo hiciera, y violaría el principio de igualdad¡¡ El principio masónico de la igualdad está estrechamente ligado al principio de la libertad según el cual cada uno es libre de creer lo que quiere y tiene el deber de no tratar de convencer al otro de que está en un error. Una vez más, la Masonería demuestra así que incita a la gente en contra de Cristo, como Jesús dijo que todo aquel que es de la verdad oye Su voz (Véase Juan 18:37), por lo tanto, todos aquellos que no escuchan Su voz están en la mentira, están bajo el poder de las tinieblas. Es por eso que no se puede poner todas las creencias sobre el mismo nivel, debido a que la única creencia verdadera es la del Cristiano, porque ha creído en Jesucristo, Aquel que es LA VERDAD (Véase Juan 14:6). Y por lo tanto no se puede poner a Jesús en el mismo nivel de Buda, Mahoma, y otros personajes conocidos del pasado, como en cambio lo hace la Masonería precisamente en virtud del principio de la igualdad, porque Jesucristo es la verdad, así como el camino y la vida.
Y, por último, hablamos del principio de la fraternidad. Jesús dijo a sus discípulos: «Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos» (Mateo 23:8). Así que entre los que creen en Jesús hay un vínculo de hermandad, y en virtud de eso se llaman unos a otros «hermanos». Todos ellos son hermanos porque son todos hijos de Dios por la fe en Jesucristo, según lo que dice Juan: “… a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12-13), y Pablo a los creyentes de Galacia: “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26).
Con la palabra hermandad, en cambio, los masones dan a entender que todos los hombres son hijos de Dios y, por tanto, hermanos: no hay hijos del diablo entonces (también porque según los masones no existe un espíritu maligno llamado diablo). Una vez más, este principio va a contrastar la Palabra de Dios que dice que los hombres son por naturaleza hijos de ira, siendo esclavos del pecado y se convierten en hijos de Dios cuando creen en el Señor Jesucristo, y que habla de la existencia de los hijos del diablo que llama “cizaña” y que dice que en el final serán recogidos por los ángeles del Señor Jesús, y serán echados en el horno de fuego (Véase Mateo 13:36-42).
Como pueden ver, hermanos, los principios básicos de la Masonería se oponen a la verdad que está en Cristo Jesús, y por lo tanto, son inaceptables por parte de un Cristiano. Tienen que guardarse y luego apartarse de cualquier persona que se dice Cristiano y afirma que los principios masónicos de libertad, igualdad y fraternidad son principios que se encuentran en el Cristianismo y que, por lo tanto, la Masonería es compatible con el Cristianismo, porque quien habla de esa manera miente y quiere seducirles.
Quien tiene oídos para oír, oiga.
Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro
Traducido por Enrico Maria Palumbo