Los santos pueden, más bien, deben juzgar con justo juicio


10868218_10204130324036611_5733592564981985767_n«¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?» (1 Corintios 6:2-3).

«No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio» (Juan 7:24).

«¿Acaso no comprueba el oído las palabras como la lengua prueba la comida?» (Job 12:11 ‘NVI’).

«Porque el oído prueba las palabras, como el paladar gusta lo que uno come» (Job 34:3).

Lamentablemente hay todavía un remanente de personas que van diciendo que no se debe juzgar. Ellos hablan de esta manera para defender sus intereses y su persona, de tal manera desprecian lo que enseñan las Sagradas Escrituras.

Por el hermano en Cristo: Giuseppe Piredda

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Para aprofundizar: https://justojuicio.wordpress.com/2013/10/11/pero-realmente-los-creyentes-no-deben-juzgar/

Es mejor enfrentarse con una osa furiosa


«Es mejor enfrentarse con una osa furiosa que lidiar con la obstinación de un necio» (Proverbios 17:12 ‘RVC’). La sabíduria no se equivoca, y los que se han enfrentado con la obstinación de los que no tienen oídos para oír, pueden bien entender estas sabias palabras.

Proverbios 17

Mediten sobre estas palabras


Hermanos en el Señor, mirando este video mediten sobre estas palabras del apóstol Pablo: «¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?» (Romanos 9:21-24). Y, por lo tanto, den gracias a Dios, porque ustedes son los vasos de misericordia que Él preparó de antemano para gloria, porque así a Él le gustó.

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Dios ejecuta sus planes a pesar de la voluntad del hombre


isaia«Entonces Job respondió al Señor, y dijo: Yo sé que tú puedes hacer todas las cosas, y que ningún propósito tuyo puede ser estorbado. ¿Quién es éste que oculta el consejo sin entendimiento?” Por tanto, he declarado lo que no comprendía, cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no sabía » (Job 42:1-3 «LBLA»).

Job había reconocido que Dios puede hacer todo lo que le gusta, y lo confirma cuando dice que NO ES POSIBLE estorbar Sus propósitos.

Ahora, teniendo en cuenta lo que dijo Job, consideramos el libro de la vida en el que están inscritos todos los nombres de los que se les ha dado o se les dará nacer de nuevo para obtener la salvación y el perdón de sus pecados, y recordamos que este libro fue escrito antes de la fundación del mundo, antes de que todos los hombres llegasen a existir, cada uno en la época asignada por Dios. Leemos en las Sagradas Escrituras:

«Y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será» (Apocalipsis 17:8).

En esencia, Dios escribió en ese libro los nombres de los que han creído o creerán en futuro, y los que no están escritos en ese libro no pueden creer, ni nacer de nuevo, ni obtener el perdón de los pecados.

En este punto, surge la pregunta: «¿Por qué Dios escogió a algunos para ser salvos, mientras que los otros son RECHAZADOS?»

Hermanos en el Señor, las Escrituras nos dicen claramente que hay nombres escritos en el libro de la vida, entonces, que están ordenados para vida eterna, mientras los otros que no están escritos no son ordenados para vida eterna y, por lo tanto, no se entiende porqué algunos dicen que la salvación es para todos los hombres sin distinción, cuando, en cambio, los que no están inscritos en el libro de la vida NO PUEDEN ABSOLUTAMENTE CREER, de lo contrario, Dios ha mentido y ha diseñado un plan que no ha sido capaz de cumplir.

La Palabra de Dios es explícita al decir que los que son escogidos por Dios para ser salvos, son elegidos no por sus obras, no por su propia voluntad, no porque lo quieren, sino fueron escogidos antes de la fundación del mundo EXCLUSIVAMENTE por la SÓLA VOLUNTAD de Dios, que no se ve influenciada de ninguna manera por las obras de los hombres, aunque Él sepa todo de todos, incluso antes de que los hombres nazcan.

Para confirmar esto, leemos estas palabras:

«Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí» (Romanos 9:9-13).

Miren, por lo que acabamos de leer, entendemos que lo que importa es el PROPÓSITO DE DIOS CONFORME A LA ELECCIÓN, es decir la decisión que Dios ha tomado en sí mismo, sin dejarse influenciar por nada ni por nadie, de hecho, dice que Él hizo esta elección cuando «NO HABÍAN  AÚN NACIDO, NI HABÍAN HECHO AÚN NI BIEN NI MAL».

El Apóstol Pablo, continuando su discurso a los Romanos, escribe que la SALVACIÓN NO ES «POR LAS OBRAS SINO POR EL QUE LLAMA».

Para muchos estas palabras de Pablo no son claras, pero para otros sí. ¿No está claro que Dios salva a los hombres de acuerdo a Su voluntad sin ninguna interferencia que venga de fuera de sí mismo? Estas palabras son también tan claras en el idioma español, sin interpretaciones.

Seguimos en el discurso, porque hay todavía muchas cosas que decir, aunque me limitaré sólo a pocas otras, al menos en este tratado.

El apóstol Pablo, anticipando a todos los que oponiéndose a la PREDESTINACIÓN habrían afirmado durante los siglos que Dios habría sido injusto si realmente las cosas fuesen como está escrito, continúa escribiendo estas palabras:

«¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera» (Romanos 9:14).

Y de nuevo:

«De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?» (Romanos 9:18-20)

Miren hermanos, a una distancia de unos dos mil años, todavía hay aquellos entre el pueblo de Dios que siguen diciendo esas mismas palabras escritas de antemano por Pablo, que dicen que si Dios predestina a las personas resulta ser injusto.

Ahora lean las palabras de la Escritura que siguen, y traten de entendérlas, porque las sagradas Escrituras dicen muchas veces y muy claramente que el libre albedrío no existe y que Dios salva sólo aquellos que Él quiere salvar, de acuerdo a Su voluntad y nada más.

«¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?» (Romanos 9:21-24).

Pero ¿no están suficientemente claras estas palabras de Pablo? ¿No nos hacen tal vez comprender que Dios ha PREDESTINADO vasos DE IRA preparados para perdición, y VASOS DE MISERICORDIA para ser salvados, y esto ya fue establecido antes de la fundación del mundo, como hemos leído antes?

Hermanos en el Señor, sean sabios, presten atención a lo que dice Pablo, en lugar de lo que dicen los predicadores con pensamientos MASÓNICOS que se encontran en los púlpitos.

Hermanos y hermanas, respondan a esta pregunta: ‘¿Ustedes han nacido de Dios por su voluntad o por la sóla voluntad de Dios?’

Antes de contestar, lean estas palabras del Evangelio de Juan:

«Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios» (Juan 1:12,13).

Los que no creen en la predestinación, es decir, que no creen que los hombres son salvados sólo por la voluntad de Dios, deben necesariamente decir que el hombre ha sido salvado por algunas de sus obras, pero esto anula la salvación dada por Dios por sóla gracia, gratuitamente, ya que se cree que se obtenga por un mérito, por lo tanto, en este caso, no se obtiene la salvación por el regalo inmerecido y gratuito dado por Dios, sino por méritos que los distinguen de los otros que no quieren creer.

Estimados en el Señor, no creer en la predestinación mina la base de la salvación por sóla gracia, y no debe ser tomada a la ligera esta doctrina, porque es muy importante, y pasa a ser justo una de las doctrinas más opugnadas por los corruptos, por los extraviados, por los masónes y todos los que buscan DE ELEVAR AL HOMBRE en detrimento de Dios.

Doy gracias a Dios que me escogió, y no fui yo que escogí a Él, sino es Él que DECIDIÓ libremente para salvarme conforme a Su voluntad.

La gracia, la misericordia y la paz de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo sean con todos ustedes.

Por el hermano en Cristo: Giuseppe Piredda

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Los que van a Jesús lo hacen porque el Padre los trae a Él


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Un día Jesús dijo a los Judíos que se negaban a creer en Él: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; Y NO QUERÉIS VENIR A MI PARA QUE TENGÁIS VIDA» (Juan 5:39-40). Como pueden ver, Jesús los reprendió por no querer ir a Él para que tuviesen vida. Ahora bien, si nos apoyásemos sólo en estas palabras de Jesús, deberíamos concluir que el hecho de que muchos no van a Jesús para tener vida depende de su voluntad y que Dios no tiene absolutamente nada en su decisión de no ir a Jesús. Pero Jesús dijo otras palabras a los Judíos, de las que se entiende que aquellos Judíos no querían ir a Él porque no podían ir a Él, ya que no les fue dado por Dios, de hecho Él dijo: «NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI EL PADRE QUE ME ENVIÓ NO LE TRAJERE; y yo le resucitaré en el día postrero» (Juan 6:44), y también: «Por eso os he dicho que NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI NO LE FUERE DADO DEL PADRE» (Juan 6:65). Aquí se explica porque aquellos Judíos no quisieron ir a Jesús: porque el Padre no les trajo a Jesús. Entonces ellos no quisieron ir a Jesús porque Dios no quiso traerlos a Jesús. Así pasa todavía hoy: los que no quieren ir a Jesús no lo quieren porque el Padre no quiere traerlos a Jesús; y esto confirma que no es la voluntad de Dios salvar individualmente a todos los habitantes de la tierra, como sostienen muchos en su ignorancia.

Si, pues, hermanos, hemos ido a Jesús, se lo debemos a Dios Padre que nos trajo a Jesús. Y saber esto nos impulsa a dar las gracias y glorificar al Dios Altísimo, porque así a Él le gustó. No tenemos nada de que gloriarnos, porque no dependió de nosotros, sino de Dios. ¿Qué dijo Pablo, de hecho, a los santos de Roma? «Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia» (Romanos 9:16). Por lo tanto, no ha dependido de nosotros si hemos querido ir a Jesús, sino de Dios que ha producido en nosotros el querer ir a Jesús. Es por eso que decimos que nuestro ir a Jesús ha dependido de la voluntad de Dios y no de nuestra voluntad. Así que si Dios no hubiera querido traernos a Cristo, nunca habríamos sido capaces de ir a Jesús. Pero gracias a Dios por habérnos traído a Jesús según el puro afecto de Su voluntad.

¡Bienaventurados aquellos que el Padre trae a Jesús!

Por el maestro de la palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Dios produce lo que quiere en el hombre, sin embargo, muchos se oponen a la soberanía de Dios


20100321125237-feliz-nacimiento«Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna» (Hechos 13:48).

Este pasaje dice que Dios es el que obra la salvación y el hombre no es más que el destinatario de la obra de Dios.

Esto podría también dar molestia, pero las cosas son simplemente así como está escrito.

Pero Dios no sólo obra en el corazón del hombre para salvarlo, sino también obra en el corazón del hombre para endurecerlo, si no desea salvarlo, como está escrito:

«Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor? Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane» (Juan 12:37-40).

Miren, pues, que toda la gloria va a Dios, si hemos sido salvados, lo somos por la voluntad de Dios, exclusivamente por Su voluntad, y que no hemos podido hacer nada para MERECER y de alguna manera recibir la salvación.

De hecho, estábamos muertos en delitos y pecados, no sabíamos cómo encontrar a Dios, no buscábamos de Él: «Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos» (Romanos 3:10-18).

Estimados en el Señor, tenemos que aprender a dar continuamente gracias a Dios que ha tenido misericordia de nosotros y por Su voluntad nos ha REGENERADO, porque estábamos espiritualmente muertos, incapaces de agradar a Dios y de buscarlo, y Él, en Su misericordia nos ha buscado y salvado.

A Dios sea toda la gloria, la honra y la alabanza por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Por el hermano en Cristo: Giuseppe Piredda

Traducido por Enrico Maria Palumbo

La Verdad


La Verdad

La verdad te hace saltar de alegría, o te aniquila y te hace morir de rabia, a menos que estés de acuerdo con ella.

La verdad te libera el alma y la mente de todo peso, pero también te puede agravar el alma y la mente si no estás de acuerdo con ella.

La verdad hace doler el corazón y entristece aquellos que están en un cierto estado de ánimo y conducta, pero no ofende, no insulta, no lisonjea, no miente.

La verdad anda junto con el AMOR, y donde no hay verdad, no hay ni siquiera amor, son HERMANAS INSEPARABLES.

La verdad viene de Dios, pero la mentira viene del DIABLO.

La verdad dura para siempre, pero la mentira dura un momento, dura justo el tiempo para ser descubierta.

La verdad permanece siempre la verdad, pero la mentira, aunque repetida continuamente, permanece siempre una mentira.

Jesús es el CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.

Por el hermano en Cristo: Giuseppe Piredda

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Conocer la Verdad hace libre


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«Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Juan 8:32)

Esto significa que sin el conocimiento de la verdad una persona no puede ser libre, y es esclava de alguien o algo.

Por lo tanto, querido hermano o hermana en el Señor, si realmente quieres ser libre, tienes que saber que debes conocer la verdad, toda la verdad de la Palabra de Dios, porque sólo entonces serás REALMENTE libre.

Si tu corazón y tu mente se cierran solamente en lo que dice tu pastor y tu organización sabe que eres esclavo de ellos, y que eres PRISIONERO.

Asimismo, recuerda que está escrito:

«Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos» (Oseas 4:6).

Si eres verdaderamente libre, es decir, si conoces lo que está escrito en la Palabra de Dios y te atienes a ella, no tendrás miedo de leer y confrontarte con todas las cosas que se dicen, pero si tienes miedo de leer o escuchar algo, esto es la prueba clara de que no estás seguro de esa verdad que tienes y temes que te puedan mostrar algo que desplace todas tus creencias que has tenido durante años, y puedas ver que son erradas.

El problema está ahí y es muy obvio, y no es escondiendo tu cabeza en la arena, no es tapando tus oídos y tus ojos que podrás llegar a la solución definitiva.

Debes saber que la verdad te hallará, tarde o temprano, lo que sea que decidas hacer hoy, llegará el día en que tendrás que ponerte de acuerdo con la verdad de la Palabra de Dios, y espero que no sea demasiado tarde.

Que Dios bendiga a toda su Iglesia que se atiene firmemente a los santos mandamientos de Su Palabra.

Por el hermano en Cristo: Giuseppe Piredda

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Como cañas sacudidas por el viento


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Muchos son como cañas sacudidas por el viento. Ellos son, de hecho, «llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error» (Efesios 4:14). Así que hoy creen una cosa, mañana otra: hoy dicen una cosa, mañana otra. Son almas inconstantes, presas faciles de los falsos maestros.

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Ni un pajarillo cae a tierra sin la voluntad de Dios


2lsd4ro«¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre» (Mateo 10:29). Estas son palabras de Jesús, pero los fabricantes de mentiras parece que no las vean en la Biblia, porque se niegan a creer en la soberanía de Dios. ¡Cómo es clara la Escritura! ¡Ni siquiera un pajarillo cae a tierra sin la voluntad de Dios! Tenemos verdaderamente un gran Dios que gobierna el universo y hace todo lo que Él quiere. Por supuesto, si ni un pajarillo cae a tierra sin la voluntad de Dios, tampoco una calamidad puede caer sobre una persona sin la voluntad de Dios, y de hecho, ¿Qué dice el profeta? «¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?» (Amós 3:6). Quien tiene oídos para oír, oiga.

Por el maestro de la Palabra de Dios: Gacinto Butindaro