Mediten sobre estas palabras


Hermanos en el Señor, mirando este video mediten sobre estas palabras del apóstol Pablo: «¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?» (Romanos 9:21-24). Y, por lo tanto, den gracias a Dios, porque ustedes son los vasos de misericordia que Él preparó de antemano para gloria, porque así a Él le gustó.

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Dios ejecuta sus planes a pesar de la voluntad del hombre


isaia«Entonces Job respondió al Señor, y dijo: Yo sé que tú puedes hacer todas las cosas, y que ningún propósito tuyo puede ser estorbado. ¿Quién es éste que oculta el consejo sin entendimiento?” Por tanto, he declarado lo que no comprendía, cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no sabía » (Job 42:1-3 «LBLA»).

Job había reconocido que Dios puede hacer todo lo que le gusta, y lo confirma cuando dice que NO ES POSIBLE estorbar Sus propósitos.

Ahora, teniendo en cuenta lo que dijo Job, consideramos el libro de la vida en el que están inscritos todos los nombres de los que se les ha dado o se les dará nacer de nuevo para obtener la salvación y el perdón de sus pecados, y recordamos que este libro fue escrito antes de la fundación del mundo, antes de que todos los hombres llegasen a existir, cada uno en la época asignada por Dios. Leemos en las Sagradas Escrituras:

«Y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será» (Apocalipsis 17:8).

En esencia, Dios escribió en ese libro los nombres de los que han creído o creerán en futuro, y los que no están escritos en ese libro no pueden creer, ni nacer de nuevo, ni obtener el perdón de los pecados.

En este punto, surge la pregunta: «¿Por qué Dios escogió a algunos para ser salvos, mientras que los otros son RECHAZADOS?»

Hermanos en el Señor, las Escrituras nos dicen claramente que hay nombres escritos en el libro de la vida, entonces, que están ordenados para vida eterna, mientras los otros que no están escritos no son ordenados para vida eterna y, por lo tanto, no se entiende porqué algunos dicen que la salvación es para todos los hombres sin distinción, cuando, en cambio, los que no están inscritos en el libro de la vida NO PUEDEN ABSOLUTAMENTE CREER, de lo contrario, Dios ha mentido y ha diseñado un plan que no ha sido capaz de cumplir.

La Palabra de Dios es explícita al decir que los que son escogidos por Dios para ser salvos, son elegidos no por sus obras, no por su propia voluntad, no porque lo quieren, sino fueron escogidos antes de la fundación del mundo EXCLUSIVAMENTE por la SÓLA VOLUNTAD de Dios, que no se ve influenciada de ninguna manera por las obras de los hombres, aunque Él sepa todo de todos, incluso antes de que los hombres nazcan.

Para confirmar esto, leemos estas palabras:

«Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí» (Romanos 9:9-13).

Miren, por lo que acabamos de leer, entendemos que lo que importa es el PROPÓSITO DE DIOS CONFORME A LA ELECCIÓN, es decir la decisión que Dios ha tomado en sí mismo, sin dejarse influenciar por nada ni por nadie, de hecho, dice que Él hizo esta elección cuando «NO HABÍAN  AÚN NACIDO, NI HABÍAN HECHO AÚN NI BIEN NI MAL».

El Apóstol Pablo, continuando su discurso a los Romanos, escribe que la SALVACIÓN NO ES «POR LAS OBRAS SINO POR EL QUE LLAMA».

Para muchos estas palabras de Pablo no son claras, pero para otros sí. ¿No está claro que Dios salva a los hombres de acuerdo a Su voluntad sin ninguna interferencia que venga de fuera de sí mismo? Estas palabras son también tan claras en el idioma español, sin interpretaciones.

Seguimos en el discurso, porque hay todavía muchas cosas que decir, aunque me limitaré sólo a pocas otras, al menos en este tratado.

El apóstol Pablo, anticipando a todos los que oponiéndose a la PREDESTINACIÓN habrían afirmado durante los siglos que Dios habría sido injusto si realmente las cosas fuesen como está escrito, continúa escribiendo estas palabras:

«¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera» (Romanos 9:14).

Y de nuevo:

«De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?» (Romanos 9:18-20)

Miren hermanos, a una distancia de unos dos mil años, todavía hay aquellos entre el pueblo de Dios que siguen diciendo esas mismas palabras escritas de antemano por Pablo, que dicen que si Dios predestina a las personas resulta ser injusto.

Ahora lean las palabras de la Escritura que siguen, y traten de entendérlas, porque las sagradas Escrituras dicen muchas veces y muy claramente que el libre albedrío no existe y que Dios salva sólo aquellos que Él quiere salvar, de acuerdo a Su voluntad y nada más.

«¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?» (Romanos 9:21-24).

Pero ¿no están suficientemente claras estas palabras de Pablo? ¿No nos hacen tal vez comprender que Dios ha PREDESTINADO vasos DE IRA preparados para perdición, y VASOS DE MISERICORDIA para ser salvados, y esto ya fue establecido antes de la fundación del mundo, como hemos leído antes?

Hermanos en el Señor, sean sabios, presten atención a lo que dice Pablo, en lugar de lo que dicen los predicadores con pensamientos MASÓNICOS que se encontran en los púlpitos.

Hermanos y hermanas, respondan a esta pregunta: ‘¿Ustedes han nacido de Dios por su voluntad o por la sóla voluntad de Dios?’

Antes de contestar, lean estas palabras del Evangelio de Juan:

«Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios» (Juan 1:12,13).

Los que no creen en la predestinación, es decir, que no creen que los hombres son salvados sólo por la voluntad de Dios, deben necesariamente decir que el hombre ha sido salvado por algunas de sus obras, pero esto anula la salvación dada por Dios por sóla gracia, gratuitamente, ya que se cree que se obtenga por un mérito, por lo tanto, en este caso, no se obtiene la salvación por el regalo inmerecido y gratuito dado por Dios, sino por méritos que los distinguen de los otros que no quieren creer.

Estimados en el Señor, no creer en la predestinación mina la base de la salvación por sóla gracia, y no debe ser tomada a la ligera esta doctrina, porque es muy importante, y pasa a ser justo una de las doctrinas más opugnadas por los corruptos, por los extraviados, por los masónes y todos los que buscan DE ELEVAR AL HOMBRE en detrimento de Dios.

Doy gracias a Dios que me escogió, y no fui yo que escogí a Él, sino es Él que DECIDIÓ libremente para salvarme conforme a Su voluntad.

La gracia, la misericordia y la paz de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo sean con todos ustedes.

Por el hermano en Cristo: Giuseppe Piredda

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Los que van a Jesús lo hacen porque el Padre los trae a Él


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Un día Jesús dijo a los Judíos que se negaban a creer en Él: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; Y NO QUERÉIS VENIR A MI PARA QUE TENGÁIS VIDA» (Juan 5:39-40). Como pueden ver, Jesús los reprendió por no querer ir a Él para que tuviesen vida. Ahora bien, si nos apoyásemos sólo en estas palabras de Jesús, deberíamos concluir que el hecho de que muchos no van a Jesús para tener vida depende de su voluntad y que Dios no tiene absolutamente nada en su decisión de no ir a Jesús. Pero Jesús dijo otras palabras a los Judíos, de las que se entiende que aquellos Judíos no querían ir a Él porque no podían ir a Él, ya que no les fue dado por Dios, de hecho Él dijo: «NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI EL PADRE QUE ME ENVIÓ NO LE TRAJERE; y yo le resucitaré en el día postrero» (Juan 6:44), y también: «Por eso os he dicho que NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI NO LE FUERE DADO DEL PADRE» (Juan 6:65). Aquí se explica porque aquellos Judíos no quisieron ir a Jesús: porque el Padre no les trajo a Jesús. Entonces ellos no quisieron ir a Jesús porque Dios no quiso traerlos a Jesús. Así pasa todavía hoy: los que no quieren ir a Jesús no lo quieren porque el Padre no quiere traerlos a Jesús; y esto confirma que no es la voluntad de Dios salvar individualmente a todos los habitantes de la tierra, como sostienen muchos en su ignorancia.

Si, pues, hermanos, hemos ido a Jesús, se lo debemos a Dios Padre que nos trajo a Jesús. Y saber esto nos impulsa a dar las gracias y glorificar al Dios Altísimo, porque así a Él le gustó. No tenemos nada de que gloriarnos, porque no dependió de nosotros, sino de Dios. ¿Qué dijo Pablo, de hecho, a los santos de Roma? «Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia» (Romanos 9:16). Por lo tanto, no ha dependido de nosotros si hemos querido ir a Jesús, sino de Dios que ha producido en nosotros el querer ir a Jesús. Es por eso que decimos que nuestro ir a Jesús ha dependido de la voluntad de Dios y no de nuestra voluntad. Así que si Dios no hubiera querido traernos a Cristo, nunca habríamos sido capaces de ir a Jesús. Pero gracias a Dios por habérnos traído a Jesús según el puro afecto de Su voluntad.

¡Bienaventurados aquellos que el Padre trae a Jesús!

Por el maestro de la palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Dios produce lo que quiere en el hombre, sin embargo, muchos se oponen a la soberanía de Dios


20100321125237-feliz-nacimiento«Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna» (Hechos 13:48).

Este pasaje dice que Dios es el que obra la salvación y el hombre no es más que el destinatario de la obra de Dios.

Esto podría también dar molestia, pero las cosas son simplemente así como está escrito.

Pero Dios no sólo obra en el corazón del hombre para salvarlo, sino también obra en el corazón del hombre para endurecerlo, si no desea salvarlo, como está escrito:

«Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor? Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane» (Juan 12:37-40).

Miren, pues, que toda la gloria va a Dios, si hemos sido salvados, lo somos por la voluntad de Dios, exclusivamente por Su voluntad, y que no hemos podido hacer nada para MERECER y de alguna manera recibir la salvación.

De hecho, estábamos muertos en delitos y pecados, no sabíamos cómo encontrar a Dios, no buscábamos de Él: «Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos» (Romanos 3:10-18).

Estimados en el Señor, tenemos que aprender a dar continuamente gracias a Dios que ha tenido misericordia de nosotros y por Su voluntad nos ha REGENERADO, porque estábamos espiritualmente muertos, incapaces de agradar a Dios y de buscarlo, y Él, en Su misericordia nos ha buscado y salvado.

A Dios sea toda la gloria, la honra y la alabanza por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Por el hermano en Cristo: Giuseppe Piredda

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Cuando Dios no da oídos para oír


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¡Cuántas personas han oído la palabra de Cristo durante años, pero nunca han creído en Cristo Jesús, y murieron en sus pecados para ir al infierno! Algunos dirán: ‘Pero ¿no está escrito que «la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Romanos 10:17)? ¿Cómo es posible, entonces, que no hayan creído?’ Les respondo: es cierto que la fe viene por el oír la Palabra de Cristo, sin embargo, para que las personas que oyen la palabra de Cristo crean, es esencial que Dios les dé oídos para oír, porque, de lo contrario, pueden escuchar lo que quieren de la Palabra de Cristo – y hasta ver también milagros y sanidades en el nombre de Jesús – ellos no van a creer. En otras palabras, para que los que oyen la palabra de Cristo crean en Cristo es necesario que Dios les dé oídos para oír; sólo entonces oyendo, creerán. De lo contrario, si Dios no les da oídos para oír, no podrán creer. De hecho ¿qué dice el apóstol Pablo acerca de los Judíos que no creen en Jesús? » … fueron endurecidos; como está escrito: Dios les dio espíritu de sopor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy» (Romanos 11:7-8 ‘RVR1977’). El apóstol Pablo cita las siguientes palabras de Isaías: «Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sopor» (Isaías 29:10 ‘RVR1977’), y estas palabras que Moisés dijo a Israel: «Hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír» (Deuteronomio 29:4). Así que los Judíos oyen la palabra de Cristo, pero no creen, porque Dios no les dio oídos para oír habiéndoles endurecido el corazón.

¿Y no es la misma razón por la cual los Judíos que oyeron personalmente a Jesucristo y lo vieron hacer milagros no creyeron en Él? Escuchen lo que dice, de hecho, el apóstol Juan: «Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane» (Juan 12:39-40). ¡Por lo tanto ellos no creyeron porque Dios había endurecido sus corazones! Un pecador, entonces, puede escuchar la Palabra de Cristo en innumerables ocasiones, pero si Dios endurece su corazón, él no podrá creer en Cristo. Nunca vendrá a él la fe en el Hijo de Dios.

Esto confirma que el creer en Jesucristo es algo que viene de Dios, porque los oídos para oír los da Dios y Él los da a quien Él quiere.

Por lo tanto, demos gracias a Dios por habérnos dado oídos para oír, y luego habérnos dado de creer en Su Hijo para tener vida.

A Él sea la gloria ahora y para siempre. Amén

Por el maestro de la Palabra de Dios: Gacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

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En la foto judíos ultra-ortodoxos – Judíos, por lo tanto, que se niegan a creer que Jesús es el Mesías – reunidos durante un día de fiesta judío, cerca de Tel Aviv en febrero de 2012

Bueno le fuera no haber nacido


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Jesús, la noche en que fue entregado, dijo estas palabras: » … !!AY DE AQUEL HOMBRE POR QUIEN EL HIJO DEL HOMBRE ES ENTREGADO! BUENO LE FUERA A ESE HOMBRE NO HABER NACIDO» (Mateo 26:24), porque sabía muy bien el fin que haría Judas, el traidor: él iría a la perdición, en el fuego del Hades en el tormento, esperando el día del juicio, cuando será lanzado al lago de fuego y azufre donde será atormentado por los siglos de los siglos.

A esto fue destinado Judas Iscariote, de hecho Jesús antes de ser arrestado, dijo al padre: «Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, Y NINGUNO DE ELLOS SE PERDIÓ, SINO EL HIJO DE PERDICIÓN, PARA QUE LA ESCRITURA SE CUMPLIESE» (Juan 17:12). Noten que Jesús dijo de Judas que se perdió, incluso antes de que él se suicidase, y esto demuestra que fue un decreto de Dios que Judas retrocediese para perdición.

Quien tiene oídos para oír, oiga

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Para aquellos que se oponen al propósito de Dios conforme a la elección


avversari-predestinazioneAntes que ustedes, muchos otros se han opuesto al propósito de Dios conforme a la elección, y han tratado de derribarlo y aplastarlo con sus razonamientos vacíos exactamente como lo están haciendo ustedes, sin embargo, ha estado firme durante siglos y sus razonamientos vacíos han sido puntualmente destruidos, debido a que es el diseño que Dios ha creado en sí mismo antes de la fundación del mundo para ponerlo en práctica en Su tiempo, y ustedes no podrán jamás deshacerlo. Dios, por lo tanto, seguirá teniendo misericordia de los que Él quiere, y por lo tanto, salvando a los que Él ha elegido para salvación desde el principio, y endureciendo a quien Él quiere. Ustedes pueden vocear todo lo que quieran, pueden gritar sus mentiras desde las azoteas y las montañas, a través de todos los medios que tienen, siempre mentiras permanecerán. Mientras la verdad permanecerá para siempre, porque es indestructible. Y la verdad es esta:

» …. a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó» (Romanos 8:29-30), así que no depende «del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia» (Romanos 9:16), como Dios dice: «Tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente» (Éxodo 33:19).

Quien tiene oídos para oír, oiga

Por el mestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

Dios hace todo lo que quiere


universo 2Para que reconozcan que Dios hace todo lo que quiere con los pueblos de la tierra para cumplir Su propósito, les voy a dar unos pasajes de las Escrituras que demuenstran este concepto, tan simple, pero muy odiado por gran parte de los creyentes.

Cuando vendrá el anticristo, está escrito que Dios pondrá en los corazones de los 10 reyes el ejecutar su plan: «Dios HA PUESTO EN SUS CORAZONES el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios» (Apocalipsis 17:17). Como pueden ver, es el mismo Dios que dirige los pensamientos de los hombres para ejecutar Su voluntad. Esto se confirma en otras partes de la Escritura: el Rey David dijo: «No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad» (Salmos 141:4), porque él bien sabía que todo, incluso su corazón estaba en la mano del Señor: «Como los repartimientos de las aguas, Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; A TODO LO QUE QUIERE LO INCLINA» (Proverbios 21:1). Este concepto lo confirma también el apóstol Pablo cuando dijo: «…porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Filipenses 2:13) y otra vez el salmista: «Cambió el corazón de ellos para que aborreciesen a su pueblo, para que contra sus siervos pensasen mal» (Salmos 105:25).

Mediten cuidadosamente estos pasos hermanos y crean a lo que está claramente escrito porque TAMBIÉN esta es Palabra de Dios y NO HAY NADIE que pueda contrastarla, esto sería pleitar con Su Hacedor.

Muchos Cristianos, al oír estas palabras se rebelan y quieren buscar justificaciones, sin embargo, entender esta verdad, es decir, que Dios hace todo lo que quiere, y por lo tanto, también salva a los que Él quiere porque predestinados por Él antes de la fundación del mundo, hace al hombre más humilde ya que, de esta manera, va a dar TODA la gloria a Dios, TODA LA GLORIA que Le pertenece por los siglos de los siglos.

«!!Ay del que pleitea con su Hacedor! !!el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?» (Isaías 45:9)

«Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?» (Daniel 4:35)

Enrico Maria Palumbo

 

 

¿Dios quiere salvar al anticristo?


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Algunas palabras para los que sostienen que las palabras de Pablo que Dios «quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1 Timoteo 2:4), significan que Dios quiere salvar individualmente a todos los habitantes de la tierra. Pero si es como ustedes dicen, ¿por qué Pablo mismo llama al hombre de pecado que está por venir (es decir, el Anticristo) «el hijo de perdición» (2 Tesalonicenses 2:3)? ¿No es porque tiene que ir a la perdición, y entonces Dios ya ha decretado que debe ir a la perdición? Y, de hecho, Pablo dice que cuando Jesús se revelará desde el cielo matará el hombre de pecado con el espíritu de su boca, y lo destruirá con el resplandor de su venida (2 Tesalonicenses 2:8). Entonces, ustedes tienen que estar de acuerdo que de esas palabras «TODOS LOS HOMBRES» de las que habla Pablo a Timoteo, el Anticristo debe ser excluido, porque lo que fue escrito por Pablo es Palabra de Dios y Dios apresura Su palabra para ponerla por obra, porque es imposible que la predicción hecha por Dios sobre el Anticristo no sea cumplida porque Dios dice: «Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré» (Isaías 46:11). Entonces, a la luz de esto, es bastante claro que si uno afirmase que Dios quiere salvar al anticristo, o que cuando él vendrá tendrá la oportunidad de ser salvado, diría una mentira. Y, de hecho, no enseñamos que Dios quiere salvar al anticristo, porque la Escritura nos muestra que el anticristo es un vaso de ira preparado para destrucción, o más bien uno de los vasos de ira preparados para destrucción (Romanos 9:22). Así que, lo repito por enésima vez, que las palabras de Pablo a Timoteo tienen el significado que Dios quiere salvar a las personas que pertenecen a todo linaje, pueblo, lengua y nación, de hecho en el cielo los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postran delante del Cordero y cantan un nuevo cántico, diciendo: «Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, DE TODO LINAJE Y LENGUA Y PUEBLO Y NACIÓN; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra» (Apocalipsis 5:9-10). Tengan en cuenta que dicen que Jesús compró a Dios GENTE DE TODO LINAJE Y LENGUA Y PUEBLO Y NACIÓN, y no que Jesús compró para Dios todos los linajes y lenguas y pueblos y naciones.

Así que, en conclusión, Dios salva a quien Él quiere, y los que son salvos por Él son los que Él escogió para salvación antes de la fundación del mundo, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo; y que son sólo una parte de los habitantes de la tierra, y no todos los habitantes de la tierra. Y entre los habitantes de la tierra que no serán salvados por Dios, porque Dios no querrá salvarlos, hay también el anticristo que debe ir para perdición, lo repito, QUE DEBE IR PARA PERDICIÓN, por orden de Dios. Y, de hecho, el nombre del Anticristo es uno de los muchos nombres que no han sido escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida del Cordero (Apocalipsis 17:8).

Tal vez vamos a contender con Dios diciendole: ‘¿Qué estás haciendo?’ o ‘¿Has hecho mal?’ DE NINGUNA MANERA.

Espero en el Señor que mis palabras puedan ayudarles para que reconozcan la verdad, que es tan clara y simple.

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo

¡Hablan sobre el libre albedrío pero hacen depender la salvación del hombre de la voluntad de Dios!


bivio-uomoMis palabras están dirigidas a aquellos que apoyan el así llamado libre albedrío, es decir, que Dios hizo el hombre totalmente libre de elegir o rechazar la salvación que es en Cristo Jesús.

¿Por qué oran a Dios para que salve a los hombres? ¿Por qué, de hecho, imploran a Dios que toque o abra sus corazones, para que sean atentos a su Palabra o la entiendan, y para llevarlos a los pies de Jesús? ¿No deberían más bien estar en silencio esperando que los hombres decidan «en completa libertad» para ser salvos? ¿Por qué piden a Dios que interfiera en las decisiones de los hombres? ¿Por qué ustedes oran a Dios para que doble los corazones de los hombres a Jesús? ¿Por qué oran a Él para que obre en la mente y el corazón de los hombres para que crean en el Evangelio? Si, de hecho – como dicen ustedes – Dios hizo al hombre totalmente libre y «su destino está en sus propias manos», entonces Él no puede influir o afectar de alguna manera sus decisiones, porque si lo hiciera el hombre ya no sería más libre para tomar sus propias decisiones sin alguna interferencia externa de Dios¡¡¡

Ustedes, por lo tanto, se contradicen de una manera manifiesta. Evidentemente hay «algo» dentro de ustedes que les sugiere que si Dios no actúa de ninguna manera en la voluntad del hombre, él no puede tomar o encontrar el camino que lleva a la vida, es decir, no puede ser salvado. No hay otra explicación por su comportamiento.

Y entonces, de manera implícita, sin darse cuenta, admiten que, en última instancia, la salvación del hombre no depende de la voluntad del hombre, sino de la voluntad de Dios que tiene misericordia de él (Dios, de hecho dice: «Tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente» Éxodo 33: 19). Y luego reconocen implícitamente que Dios no quiere salvar a todos los habitantes de la tierra, porque a pesar de que ustedes lo imploren para salvar a todos los hombres, no salva a todos los hombres, sino sólo aquellos que Él quiere salvar¡ Por otra parte, ustedes mismos dicen en sus oraciones: ‘¡Oh Señor, hágase tu voluntad¡’, y entonces ustedes no pueden dejar de reconocer que ya que Dios es el Todopoderoso, si no salva a todos los hombres como ustedes le piden, esto significa que no es Su deseo salvar a todos aquellos por quienes oran¡ Porque ya saben que la Escritura afirma que «esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho» (1 Juan 5:14-15).

Estando así las cosas, no hay nada que hacer sino rechazar el libre albedrío – que, debido a que contrasta la enseñanza bíblica, lanza a ustedes en una total confusión – y aceptar el propósito de Dios conforme a la elección, que depende de la voluntad de Aquel que llama y no de la voluntad del que es llamado, como está escrito: «Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia» (Romanos 9:16).

Al hacerlo, ustedes comprenderán por fin lo que significa haber sido salvados por gracia por medio de la fe, y este no es de nosotros mismos, para que ninguno de nosotros se gloríe, porque los que se glorian deben gloriarse en el Señor. Y les aseguro que saldrán de la confusión en la que actualmente se encuentran a causa del así llamado libre albedrío¡

Quien tiene oídos para oír, oiga.

Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro

Traducido por Enrico Maria Palumbo