Hermanos y hermanas en el Señor, si se han hecho bautizar en agua ANTES de ser nacidos de nuevo, su bautismo NO es válido y, por lo tanto, deben (re)bautizarse. Lean este testimonio de una hermana que conozco personalmemente. Dios les bendiga.
«Tú has establecido tus preceptos, para que se cumplan fielmente» (Salmos 119:4)
«Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es» (Juan 3:3-6).
El día 22 diciembre 2013 me bautizaron, fue la segunda vez que descendí en las aguas, debido a que el primer bautismo que había hecho hace unos años no era válido, porque no era todavía «nacida de nuevo», regenerada, arrepentida, vivificada (Juan 3:1-8).
Al testificar, siempre puse tanto énfasis en la narración de ese día, pero en realidad sólo estaba pasando de una religión a otra, y la experiencia del nuevo nacimiento todavía no la había experimentado, así que no había reconocido estar perdida, muerta en mis errores y mis pecados.
Cuando empecé a asistir a la comunidad evangélica, me dieron la bienvenida con gusto, sí, pero nadie se preocupó para evengelizarme y entender mi situación espiritual, mi conocimiento; yo venía de la iglesia católica, y cuando pedí de ser bautizada, se me permitió sin que se asegurasen de que yo era «nacida de nuevo», espiritualmente regenerada.
Últimamente, dando testimonio, decía que me habían bautizado en agua hace varios años, pero «nacida de nuevo» sólo hace unos pocos años, (nadie me señaló que mi declaración hiciese nulo el bautismo en agua que me habían ministrado) hasta que, un día, después de haber dado mi testimonio a través de internet, corrí pronto en mi cuarto, me puse de rodillas para orar y me eché a llorar fuerte.- Me bauticé hace varios años, pero yo nací de nuevo sólo hace unos pocos años – ¡Así concluí mi testimonio!
Esas palabras martilleaban mi mente, yo no podía entender, estaba agitada y confundida, me sentía en mi corazón que había algo mal.
El Señor, en su gran misericordia y paciencia, no tardó en responderme y me di cuenta de que no fui bautizada en agua de acuerdo con las enseñanzas de la Palabra de Dios.
«Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio» (Marcos 1:14,15).
– ¿Qué has enterrado ese día cuando fuiste bautizada? – me preguntó un hermano a quien me dirigí – si ese es el caso, añadió, tu bautismo no es válido. «El viejo hombre» que muere en Cristo Jesús cuando una persona nace de nuevo, es entonces simbólicamente enterrado por el bautismo en agua. El hermano me instó a perseverar en la oración, a la espera de una confirmación del Señor al respecto.
Unas semanas más tarde, fui a la comunidad para testimoniar lo que me había pasado (no había asistido por dos meses; en los últimos cinco años nunca había perdido las citas semanales).
El lugar estaba lleno y cuando tuve la oportunidad de hablar, sentí un dolor y una vergüenza indecible, pero Dios me dio la gracia para contar en detalle mi situación y luego pedí perdón.
El pastor y los líderes no hicieron ningún comentario, tal vez debido a las nuevas personas que habían esa noche.
En los siguientes días esperé para una visita a mi casa, una llamada telefónica de alguien que tal vez me dijese – ¿Qué pasó? – o – No importa lo que te pasó hermana, a la primera oportunidad harás el bautismo: o – No entendimos la otra noche cuando has hablado, no te has expresado claramente. No, nada de eso ni nada, silencio, sólo silencio, por los hermanos y los conductores de la comunidad¡¡
Sentía un fuerte deseo dentro de mí para hacer pronto el bautismo, pero el «invierno», «cómo hacer», «cuándo» y «quien podía bautizarme» eran como altas montañas que bloqueaban cualquier intento de encontrar una solución al problema.
El Señor, en algún momento, me abrió una puerta, de forma inesperada, como sólo Él puede hacerlo, dándome más de lo que había pedido y esperado. ¡Aleluya!
Un hermano en Cristo, de Turín, desde poco conocido, me invitó a su boda (con una hermana que vive en Calabria, no lejos de mi casa). Entre los invitados habían otros hermanos que se habían conocido a través de Internet, que el Señor me había hecho conocer, en ese momento tan especial para mi crecimiento espiritual. ¡Qué ocasión!
Las montañas de repente desaparecieron de mi vista y me encontré con todas las puertas abiertas. ¡Gloria a Dios!
El Bautismo lo hice en un centro público que, por esas horas, se puso a nuestra disposición de forma gratuita. Presente el hermano Giuseppe que me ha bautizado, su familia y el hermano Aldo.
Ahora, algunos de mi ex-comunidad me evitan, bajan la cabeza y cambian de dirección cuando me ven; otros sólo se conceden para un rápido saludo.
Doy gracias al Señor por la misericordia que Él ha tenido de mí y, y si ha permitido que esto sucediese, por ahora no conozco la razón. En esa comunidad muchos están en la misma condición en la cual me hallaba yo; es muy triste decirlo, pero así es. Conozco bien a los chicos de la comunidad que fueron bautizados a la edad de 13,14 años, porque fui responsable de ellos aproximadamente por 4 años.
Para dar un ejemplo práctico de lo que acabo de decir, quiero contar lo que pasó hace unos años. Yo y un responsable, alentamos a mi marido para ser bautizado después de unos meses que asistía a la comunidad y «para hacernos felices» (como dijo más tarde) fue de acuerdo, pero no pasó mucho tiempo que dejó de asistir a la comunidad. Esto no fue un caso único, otros hicieron esta misma experiencia.
Yo nunca haría, ahora que he entendido, algo así, porque es absurdo, no se puede convencer o animar, obligar a alguien a hacer el bautismo, pero yo, en ese tiempo, ¿qué podía entender de lo que era realmente el «nuevo nacimiento» si todavía estaba perdida en mis pecados?
Me he preguntado muchas veces por qué este silencio por parte de los miembros de mi ex-comunidad, ¿tal vez porque no «llevaba frutos» a su gloria?
Por el momento, no tengo una comunidad que pueda asistir en persona, pero Dios ha provisto de otro modo, y cuida de mí, además, me dio, por medio de Internet, algunos hermanos y hermanas en Cristo con quienes puedo compartir, estudiar la Palabra de Dios y crecer espiritualmente y en el conocimiento de la verdad de la Biblia.
Doy gracias a Dios porque yo estaba perdida, sin esperanza, pero el Señor, que es rico en misericordia, por su gran amor, me llevó a Cristo.
Él me dio la fe para creer y fui convencida de pecado, de justicia y juicio, y he sido regenerada por el poder del Espíritu Santo, para ser una nueva criatura, con un nuevo corazón, para hacer la voluntad de Dios, para amarlo, servirlo y hacer las obras que Él ha preparado para que anduviese en ellas (Efesios 2:10 – 5:25 e Isaías 55:10,11).
Mi certeza es en Jesucristo, sólo en Él, en Su gracia, Su amor, Su misericordia, Su fidelidad.
Él sólo hace obras perfectas.
Estoy segura de que el que comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6).
A Dios sea la gloria, la honra, el poder por los siglos de los siglos.
Hermana Anna
Traducido por Enrico Maria Palumbo
Léanse también este estudio acerca de la fórmula bautismal: https://justojuicio.wordpress.com/2014/07/24/el-bautismo-en-agua-debe-ser-ministrado-en-el-nombre-del-padre-del-hijo-y-del-espiritu-santo-que-son-tres-personas-y-no-tres-titulos/