«Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia» (Romanos 11:6).
Hermanos en el Señor, y ustedes todos los hombres, quiero hacérles reflexionar sobre este pasaje fundamental en el cristianismo: «la salvación por gracia solamente».
Tomemos por ejemplo dos personas, uno permanece en la incredulidad por toda su vida, mientras que la otra es regenerada por Dios.
Ambos han escuchado el Evangelio de la gracia y han vivido de una manera semejante en todo lo que han hecho.
Ahora, lo que ha pasado con estas dos personas se puede considerar desde dos puntos de vista, uno es lo del libre albedrío, el otro es lo de la predestinación.
Desde el punto de vista del libre albedrío, debemos creer que el hombre que ha creído, HA MERECIDO de alguna manera, ha abierto su corazón, ha QUERIDO creer,…, a diferencia de el que no ha querido creer, por lo tanto, de acuerdo con el LIBRE ALBEDRIO, éste HA HECHO ALGO, una obra que HA DETERMINADO su salvación. Mientras que, el que no ha creído, no ha hecho tal cosa que hizo el otro.
La diferencia entre los dos, ya que el Evangelio ha sido predicado a los dos, según el libre albedrío, está en el hecho de que UNO HA QUERIDO CREER.
En el otro que no ha creído, en cambio, Dios no ha podido operar, no ha PODIDO salvarlo, porque no ha hecho como el primero.
Tal situación, sin embargo, contrasta con el pasaje bíblico que cité anteriormente, es decir, que la salvación es por gracia solamente y no por obras, ni siquiera esa pequeña obra de querer ser salvados, porque crearía una diferencia entre los hombres. En el caso de los que han creído, éstos habrían hecho algo que los otros que se han quedado incrédulos no han hecho, de acuerdo con el libre albedrío, y esto anularía la salvación por gracia solamente, pues ya no sería más un DON GRATUITO de Dios, sino una recompensa por haber QUERIDO ACEPTAR la salvación.
Los que creen en la predestinación no van en contra de ninguna contradicción, de hecho, ellos se limitan a decir que de los nuestros dos hombres tomados por ejemplo, uno estaba inscrito en el libro de la vida y fue salvado por gracia, sin mérito alguno, mientras que el otro no estaba inscrito y, por tanto, no podía ser salvado de ninguna manera, porque DIOS en su plena SOBERANIA ya había decidido antes de la fundación del mundo para no salvarlo.
Por estas palabras, muchos protestan, diciendo: «Si Dios opera de esa manera es INJUSTO», pero la Palabra de Dios les contesta de esta manera:
«¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia» (Romanos 9:14-16).
Y más:
«Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?» (Romanos 9:19-24).
Hermanos en el Señor, y ustedes todos los hombres, deben saber que Dios salva a los que Él quiere y endurece a quien Él quiere, y el hombre no puede hacer nada para cambiar lo que Dios ya ha determinado antes de la fundación del mundo.
Por lo tanto, cuando se dice que la salvación es por gracia solamente por medio de la fe en Cristo Jesús, a fin de dar un valor real a esta declaración también debemos creer en la doctrina de la predestinación, de lo contrario tal declaración no tendría ningún sentido.
Si creemos en este pasaje:
«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios» (Efesios 2:8), que dice claramente que la salvación NO ES DE NOSOTROS, sino que es DON DE DIOS gratuito, entonces debemos necesariamente también creer en la predestinación, porque sólo creyendo en la doctrina de la predestinación, la salvación por gracia solamente sin las obras del hombre se confirma plenamente sin contradicción alguna.
Lamentablemente, los defensores del libre albedrío, en sus declaraciones atacan precisamente este importante pilar de la salvación por gracia solamente, porque quieren forzar las cosas dejando al hombre una obra que debe hacer para ser salvado, haciendo pender el fiel de la salvación sobre el hombre, como si fuera por él, cuando en realidad numerosos pasajes de la Escritura declaran claramente que la salvación de cada hombre no depende en absoluto de él, sino solamente de la voluntad de Dios.
Se sabe, sin embargo, y todos ahora lo están viendo, que hay un ataque en curso contra las verdaderas doctrinas que están escritas en la Biblia, y entre las más afectadas hay precisamente la de la predestinación, que traducido en otras palabras significa que Dios salva por gracia solamente, sin obra alguna del hombre, sino solamente por Su voluntad.
Al operar de esta manera, ¿Dios sería injusto? Dios no es injusto, Dios en su soberanía hace lo que Él quiere, y hace lo que es justo y hace precisamente lo que es para el bien de los hombres.
Y también quiero decirles a ustedes que no creen en la predestinación, que son plenamente convencido de que si no fuera así, si el arrepentimiento no fuese dado por Dios sino que dependiera del hombre, ningún hombre se convertiría y ningún hombre sería jamás salvado, suficiente pensar en la seducción en la que han caído Adán y Eva, que no tenían una naturaleza corrupta como la tienen todos los hombres de hoy. Si han fallado ellos que estaban sin pecado, imagínense que fin haría toda la humanidad impregnada de pecado y de muerte.
Doy gracias a Dios que se compadeció de mí y por eso me ha inscrito en el libro de la vida antes de la fundación del mundo. No tengo ningún mérito por la salvación que me fue dada gratuitamente, ninguno, ni siquiera el mínimo. Gracias Señor Dios por tener misericordia de mí según tu voluntad, antes de la fundación del mundo. El Señor ha reinado en el pasado, reina hoy y Él reinará para siempre como Él quiere.
El que tiene oídos, oiga lo que la Palabra de Dios dice a los creyentes.
Giuseppe Piredda, salvado por gracia por medio de la fe en Cristo Jesús
Traducido por Enrico Maria Palumbo