¿Amas a tu prójimo como a ti mismo?


10599304_628189657290763_4890619602646579451_nHoy en día, se escucha a menudo por la gente del mundo y los Cristianos rebeldes a los cuales se transmiten los mandamientos de la ley de Cristo bajo la cuál estamos (1 Corintios 9:21), afirmaciones como por ejemplo: «¡Ama a tu prójimo en vez de decirle que tiene que hacer y juzgarle!»  «¡No son importantes las reglas, lo importante es amar al prójimo!», «¡Ahora estamos bajo la gracia, estamos libres en Cristo!».

Sin embargo, lo que no saben o fingen no saber estos REBELDES, es que la Escritura afirma exactamente LO CONTRARIO, como está escrito: «En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos» (1 Juan 5:2) «No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, Y CUALQUIER OTRO MANDAMIENTO, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Romanos 13:8-9). 

La Palabra de Dios es clara, no da lugar a dudas, quien guarda los mandamientos, AMA a su prójimo como a sí mismo.

Debido a esto podemos afirmar con certeza que (haré sólo algunos ejemplos de mandamientos dados por Jesús y los apóstoles), quien no exhorta a su hermano cuando se extravía de la verdad para que vuelva al recto camino (Santiago 5:19-20) NO está amando a su prójimo como a sí mismo. Quien no juzga con justo juicio (Juan 7:24) NO está amando a su prójimo como a sí mismo. Quien se conforma a este siglo malo (Romanos 12:2) amando al mundo y las cosas que están en el mundo el amor del Padre no está en él (1 Juan 2:15-17) y NO está amando a su prójimo como a sí mismo. Quien no tiene su propio cuerpo en santidad y honor (1 Tesalonicenses 4:3-8) poniéndose medio o completamente desnudo en la playa del mar, vistiéndose de una manera indecente, ahora hablo a las hermanas, con minifaldas, ropa sucinta, atrapada y transparente que no cubre bien el cuerpo, maquillaje, joyas y no estando sujetas a sus maridos (1 Timoteo 2:9; 1 Pedro 3:3-5 ), NO está amando a su prójimo como a sí mismo. Quien mira a una mujer para codiciarla comite adulterio (Mateo 5:28), y por lo tanto, NO está amando a su prójimo como a sí mismo. Quien no da las cosas necesarias para el cuerpo a los hermanos que tienen hambre o están desnudos (Santiago 2:14-16) NO está amando  a su prójimo como a sí mismo. Quien no se somete y desprecia a las autoridades (Romanos 13:1-7) NO está amando a su prójimo como a sí mismo. Quien habla mentiras no diciendo la verdad aunque sea dura o incómoda (Efesios 4:25) NO está amando a su prójimo como a sí mismo. Quien se une en yugo desigual con los incrédulos (Católicos, Musulmanes, Budistas…) (2 Corintios 6:14-18) NO está amando a su prójimo como a sí mismo. Quien menosprecia y juzga al hermano débil en la fe porque no come de todo o no juzga iguales todos los días (Romanos cap. 14) NO está amando a su prójimo como a sí mismo.

Y hay también muchos otros mandamientos que están escritos en la Biblia para que el Cristiano pueda amar a su prójimo como a sí mismo y a Dios con todo su corazón, toda su alma, toda su mente y con todas sus fuerzas.

Hermanos y hermanas en el Señor, no se dejen seducir por los que no les aman y que toman versículos de la Escritura para justificar sus deseos y carnalidades, porque sirven a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos haciendo distraer a los santos de la obediencia a Dios. Estén firmes en la fe y retengan los mandamientos dados por Jesús y los apóstoles, siendo hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores.

«Hagan todo esto estando conscientes del tiempo en que vivimos. Ya es hora de que despierten del sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca que cuando inicialmente creímos. La noche está muy avanzada y ya se acerca el día. Por eso, dejemos a un lado las obras de la oscuridad y pongámonos la armadura de la luz. Vivamos decentemente, como a la luz del día, no en orgías y borracheras, ni en inmoralidad sexual y libertinaje, ni en disensiones y envidias. Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa» (Romanos 13:11-14).

«Aleluya. Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera» (Salmos 112:1).

El amor de Dios y la mansedumbre de Cristo sean con Su amada Iglesia.

Enrico Maria Palumbo

 

 

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