La actual generación de creyentes rebeldes, encabezados por sus pastores, – bajo el pretexto de evangelizar, es decir, llevar el Evangelio al mundo – ha introducido en la Iglesia las escenas de teatro, mimos, muñecos, payasos, diversos tipos de música mundana y diabólica, danzas modernas y muchos otros deseos mundanos, que hasta hace unos años se consideraban cosas impropias para los santos. Y toman algunas palabras escritas por el apóstol Pablo en apoyo de lo que hacen, o mejor de estas llamadas modernas técnicas de evangelización (¡ya porque sobre todo estas cosas sirven para evangelizar!). Las palabras son las siguientes: «Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él» (1 Corintios 9:19-23).
Ahora, en este punto, debemos ver cuál era el método usado por Pablo para evangelizar al mundo, es decir, tanto a los Judíos como a los Gentiles, porque dado que sus palabras se utilizan para justificar esas formas de evangelización, tenemos que ver si Pablo usaba métodos particulares de evangelización cuando predicaba a los Judíos y a los Gentiles.
Algunos ejemplos de evangelización dirigida a los Judíos
En Iconio: «Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos» (Hechos 14:1) – la ciudad precedente había sido Antioquía de Pisidia.
En Tesalónica: «Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo» (Hechos 17:1-3).
En Corinto: «Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos» (Hechos 18:4).
En Éfeso: «Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios» (Hechos 19:8).
Un ejemplo de evangelización directa a los Gentiles
En Atenas: «Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.) Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. Y así Pablo salió de en medio de ellos. Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos» (Hechos 17:17-34).
Ahora, yo no veo ninguna diferencia en la forma de evangelizar utilizada por Pablo. ¿Ustedes la ven? No lo creo.
Por lo tanto, el apóstol Pablo usaba sólo un método de evangelismo tanto para los Judíos como para los Gentiles, que era la predicación de la cruz hecha con toda confianza, como se conviene, y de hecho era por eso que exhortaba a los santos para que orasen por él «a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar» (Efesios 6:19-20). Y esto es porque el Evangelio no debe ser predicado con sabiduría de palabras, o por la sabiduría de este mundo, para que la cruz de Cristo no pierda su poder.
Así que Pablo no cambiaba su método de predicación de acuerdo a si evangelizaba a los Judíos o a los Gentiles. Y además de esto él no utilizaba otros medios, aparte de la palabra de la cruz. ¡Sin embargo, incluso en ese tiempo existía el teatro, y la música mundana y las payasadas! ¿Por qué, entonces, Pablo, como también los otros apóstoles, no adoptaron otros métodos de evangelización? Porque ellos creían firmemente que el Evangelio es el poder de Dios para todos los que creen, y que aquellos que Dios ha ordenado para vida eterna creerán precisamente a través de la predicación del Evangelio! Y entonces se limitaban a anunciar a los hombres el Evangelio según el ejemplo que les había dejado Jesucristo, plenamente convencidos y confiados que Dios habría concedido el arrepentimiento y la fe a aquellos que Él había elegido desde la fundación del mundo. Recuerden entonces que la predicación de Pablo era a menudo acompañada con señales y prodigios hechos en el nombre de Jesús, que eran el testimonio que Dios añadía a lo de los apóstoles para confirmar Su Palabra. Y estas señales y maravillas también servían para atraer a las almas.
Lamentablemente hoy en día, en muchas iglesias, carece precisamente esta confianza, así como la franqueza y el poder de Dios, y entonces muchos recurren a las modernas técnicas de evangelización, que son reales espectáculos mundanos que no tienen nada diferente si comparados con los organizados por los paganos, a excepción de que cambia el tema. Y entonces estamos siendo testigos de la profanación del mensaje del Evangelio, porque combina lo sagrado y lo profano, en lugar de mantener las dos cosas por separado. El mensaje de la cruz se presenta en forma de escenas y mimos de teatro, payasos y muñecos, y por lo tanto, no con franqueza, sino de una manera que la representación debe ser interpretada, y no sólo eso, sino que de esta manera se reduce a una especie de cuento de hadas o una historieta, porque el mensaje es despojado de su gravedad y de su poder. Y entonces ¿qué decir acerca de los diferentes tipos de música moderna, como el rap, hip hop, rock, house, techno, y así sucesivamente, que se utilizan para llevar el Evangelio a los jóvenes? Aquí también vemos una unión entre lo sagrado y lo profano que no debería existir. Y luego estas músicas inducen para bailar, jugar, moverse sensualmente, en lugar de reflexionar sobre la palabra de la cruz. Y a continuación, por no hablar de la forma indecente en que se visten los que tocan este tipo de música, que en nada se distingue de la forma de vestir de todo el mundo. Muchos cantantes se presentan con el pelo tan largo que a primera vista parecen mujeres, tienen el pendiente y se visten indecentemente; a continuación, si ustedes ven las cantantes de rock llamadas «cristianas», ellas no muestran en absoluto que están procurando la santificación porque muestran que se han conformado perfectamente a la moda perversa de este siglo. Se visten indecentemente, se mueven, se contorsionan, abren ancha la boca, gritando y charlando, al igual que los cantantes rock del mundo. No hay ninguna diferencia entre ellos, excepto que de vez en cuando hablan de Jesús, citando unas palabras de Jesús, y algunas distribuyen también Biblias. ¡Y todo esto, dicen, sirve para atraer a los jóvenes del mundo al Señor! Estas personas deben primero convertirse ellas mismas de sus perversidades al Señor, antes de que puedan decir que quieren convertir a la juventud del mundo.
Es claro, por tanto, que aquellos que utilizan de esta manera las palabras de Pablo ‘me he hecho a los judíos como judío’, las han interpretado mal, porque ellas no quieren decir que con los del mundo he adoptado métodos de evangelización diferentes de lo de la sencilla predicación de la cruz, como ni siquiera he empezado a actuar como una persona mundana, vestir como una persona mundana, moverme como una persona mundana, hacerme pasar por una persona mundana, para acercárles y predicárles el Evangelio. De hecho, si Pablo hubiese actuado de esa manera, no habría podido decir a los Corintios: «No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra…» (2 Corintios 6:3-7), y a los Filipenses: «Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros» (Filipenses 3:17).
Pero, entonces ¿qué quiso decir Pablo con las palabras ‘me he hecho a los judíos como judío’? Quiso decir que cuando estaba con los Judíos se esforzaba para no ser su tropiezo yendo contra la ley de Moisés. Déjenme darles un ejemplo práctico transcrito en el libro de los Hechos, donde leemos lo siguiente: «Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego» (Hechos 16:1-3). Como pueden ver, aunque Pablo no predicase la circuncisión, en esa ocasión él quiso circuncidar a un joven creyente Judío, y esto a causa de los Judíos de ese lugar, que sabían que el padre de este muchacho era griego, y por tanto para no poner tropiezo a los Judíos, es decir, para que no se crease ningún obstáculo para la evangelización de los Judíos. Pero Pablo no pecó circuncidando a Timoteo, porque él lo hizo sólo para no poner tropiezo a los Judíos.
Es lo mismo que decir que cuando Pablo evangelizaba a los Judíos no violaba el día de reposo, no comía alimentos impuros, según la ley, y así sucesivamente. Y esto siempre para no poner tropiezo a los Judíos. Pero actuar de esta manera no es pecado a los ojos de Dios, porque no hay ninguna violación de la ley en este comportamiento. Me gustaría a mí también hacerme a los judíos como judío para ganárles a Cristo, y entonces en día de sábado no violaría el día de sabado, no comería alimentos que por ellos son considerados impuros, y así sucesivamente. Y todo esto por causa del Evangelio, pero así haciendo no cometería ningún pecado.
Cometería pecado, sin embargo, si para evangelizar comenzase a pintarme la cara de blanco o negro, si interpretase la parte del diablo o de Jesús en una escena de teatro, si me vistiese de una manera impropia, si escuchase música diabólica, si comenzase a hacer el payaso, ya que estos comportamientos son una violación de los mandamientos de Dios.
Por lo tanto, hermanos, establecido que las palabras de Pablo no tienen nada que ver con los métodos de evangelización, no se dejen seducir por aquellos que les utilizan para justificar y promover una variedad de cosas retorcidas en medio de la Iglesia.
El Evangelio debe ser predicado con franqueza, en plena certidumbre y con el Espíritu Santo. Por lo tanto no debe ser representado, porque en este caso no sólo la representación teatral exige la ficción, que la Biblia condena, sino también una interpretación, que no debe existir precisamente porque esto significaría que el mensaje no es claro, no es directo, no es fácilmente comprensible.
El Evangelio no debe ser predicado usando los deseos de la carne, porque esto significa utilizar astucia hacia las personas, ya que se utilizan métodos humanos como cebos, sólo para seducir la gente. Y nosotros somos llamados para pescar a los hombres, no para seducirlos mostrándoles la danza del vientre, o bailarinas sensuales, o haciéndoles escuchar la música rock o rap, o haciéndoles ver alguna representación teatral o alguna otra payasada.
Quien tiene oídos para oír, oiga.
Por el maestro de la Palabra de Dios: Giacinto Butindaro
Traducido por Enrico Maria Palumbo
Véase también: «Contra el uso del ‘nosotros’ cuando proclamamos el Evangelio a los pecadores»